miércoles, 27 de agosto de 2008

SANTA MÓNICA


Santa Mónica
Madre, Viuda
Mónica significa: "dedicada a la oración y a la vida espiritual".
Patrona de las mujeres casadas y modelo de las madres cristianas.

Fiesta: 27 de agosto.

Reseña:
Nació en Tagaste (África) el año 331, de familia cristiana. Muy joven, fue dada en matrimonio a un hombre llamado Patricio, del que tuvo varios hijos, entre ellos San Agustín, cuya conversión le costó muchas lágrimas y oraciones. Fue un modelo de madres; alimentó su fe con la oración y la embelleció con sus virtudes. Murió en Ostia el año 387.




PEREGRINACIÓN O TURISMO RELIGIOSO II




Enfoques controvertidos y búsqueda de solución

Muchas personas están indignadas con el término turismo religioso. Desde el punto de vista religioso, se trata de una invención lingüística rara que produce ambigüedad. Se preguntan si es el resultado de la laicización que afecta a todo el mundo, la pérdida del sacrum, es decir, de la dimensión sobrenatural de la vida humana. ¿No se está asistiendo a la pérdida de la esencia de la religión? La peregrinación es un acto religioso. Se teme que la peregrinación se esté subordinando al concepto general del turismo entendido en términos laicos y que se equipare con términos como turismo de deporte, de congresos y hasta del así llamado turismo del sexo.

Es obvio que un geógrafo -un investigador laico- tiene el derecho a utilizar el término turismo religioso. Él analiza y describe las diferentes formas del viaje humano buscando los motivos y destinos. Basándose en la ciencia (profana) no consigue llegar a la ciencia sobrenatural. Por lo tanto, aplica términos pertenecientes a su área científica. Los teólogos y agentes pastorales se están preguntando si no sería mejor dejar que los geógrafos se ocupasen de la geografía y renunciar en el campo eclesiástico a inventar terminología nueva aplicando únicamente el término peregrinación.

Ya hemos ponderado antes argumentos a favor y en contra. Parece que no ha habido ningún motivo para renunciar a utilizar el nuevo término que refleja una nueva forma de turismo que se coloca entre lo sacro y lo profano. Más bien se trata de comprender correctamente los términos o, mejor aún, las conductas que reflejan. Esta labor depende en gran parte de los guías del turismo o de la peregrinación, laicos o religiosos, que son los responsables del programa para el camino.

Parece que la solución de nuestro dilema consista en una comprensión más profunda, teológica del término descanso. El turismo es una forma activa de descansar. Centrémonos en una afirmación del Santo Padre durante su primera peregrinación en Polonia en Nowy Targ el día 8 de junio de 1979. El Papa habló de la belleza de Podhale que hombres y mujeres de toda Polonia visitan para descansar. Intentan descansar y recrearse en medio de la belleza de la naturaleza, realizando excursiones a la montaña, esquiando. En este punto, Juan Pablo II citó al poeta C.K. Norwid: ''Descansar quiere decir volver a crear''. Crear en la esfera del cuerpo, pero también en la del espíritu. Es ahí cuando el Papa se refirió al Apóstol Pablo según el cual descansar equivale a construir en sí un hombre nuevo en el sentido bíblico de la palabra.

El término descanso, en el sentido cristiano y pleno de descanso, abraza muchos aspectos. Incluye la recuperación de las fuerzas físicas, que se realiza reposando o moviéndose o hasta entrenando los músculos; depende de las necesidades de cada uno (el obrero necesitará descansar, el intelectual que pasa horas sentado en su despacho preferirá moverse). Incluye, además, el descanso psíquico que se consigue mediante la tranquilidad, la calma, la admiración de la belleza del mundo, tanto de la naturaleza como de las obras creadas por el hombre. Alcanza el enriquecimiento del espíritu humano, que se lleva a cabo en la esfera del conocimiento. Lo llamamos enriquecimiento cultural, es decir, relacionarse con la cultura material e inmaterial. Más en profundidad, una vivencia real de descanso será el encuentro con otra persona para reforzar la comunión con él. El sentido más profundo del descanso será, entonces, el descanso del espíritu, el encuentro con lo sagrado, con Dios. Es el momento de la reflexión sobre el verdadero sentido de la existencia humana y sobre la propia orientación hacia este sentido. Es el encuentro con Dios, que representa el descanso definitivo para el hombre. Así se lleva a cabo el verdadero descanso, es decir, la 'nueva creación', la creación del 'hombre nuevo', del hombre completo -en la esfera del cuerpo y del espíritu.

Visto desde esta perspectiva, parece que el turismo religioso adquiera un gran valor. Es la oportunidad para que el hombre pueda descansar en todos los aspectos. Podríamos decir que nos ayuda a no caer en la monotonía de las costumbres turísticas. Es una propuesta que requiere menos esfuerzos que una peregrinación. ¿Pero, tiene que convertirse todo el mundo en peregrino durante sus vacaciones? Todos, en cambio, deberían procurar no convertirse en víctimas de un modelo de descanso carente de sentido, que coloca el aspecto del cuerpo en primer plano, la búsqueda de acontecimientos cada vez más extravagantes que llevan incluso a dejar de respetar las principales normas morales.





Las oportunidades de la evangelización relacionadas con el turismo religioso.

Como hemos subrayado repetidamente, los objetivos principales del turismo religioso no son actos de culto. Su programa, sin embargo, incluye momentos de oración y participación en celebraciones litúrgicas. La visita de lugares relacionados con la religión lleva al visitante, de manera natural, a que se fije en la dimensión sagrada. El visitante no reducirá los objetos a sus meros aspectos profanos. No se quedará sólo con sus valores generales, culturales o arquitectónicos. El visitante buscará conocer toda la verdad sobre su creación y su finalidad.

Este aspecto tiene su importancia evangelizadora. Estamos hablando de la influencia religiosa en personas cuya fe es débil o en personas muy alejadas de la fe y de la Iglesia. Sería mucho más complicado invitar a este tipo de personas a que participasen en una peregrinación con un programa de fuerte contenido religioso. Es posible que más de uno se asustase. Resulta más fácil animarles a que participen en una tradicional excursión turística, aun cuando en su programa aparezcan momentos religiosos. Una excursión organizada correctamente, permitirá una acción religiosa que penetre tranquila y serenamente en los participantes. Se pueden crear oportunidades para vivir el testimonio evangélico. La excursión se convierte en un diálogo especial, verbal y no verbal, con personas de sentimientos religiosos débiles, acercándolos suavemente a los valores sobrenaturales.

Con esto no queremos decir que una peregrinación no ofrezca las mismas oportunidades. A menudo, participan en las peregrinaciones personas cuya fe no está muy arraigada. Participan por varios motivos, porque sus amigos les han convencido, porque quieren experimentar eventos extraordinarios, etc. De esta manera, poco a poco van abriéndose al influjo del evangelio.

En el contexto del tratamiento que hoy se hace de la evangelización, el turismo religioso ofrece precisamente una nueva oportunidad de anunciar el evangelio. Crea un método original de predicarlo, dirigido al hombre moderno, al que a veces se le llama homo turisticus. Su nuevo lenguaje es 'el lenguaje del camino'.

Este punto nos vuelve a llevar a los motivos del turismo religioso. En primer lugar, hay que subrayar la relación con la fe, con el patrimonio cultural que uno puede conocer recorriendo este camino. Haciendo este camino, el turista visita muchos lugares relacionados con la religión. No se trata sólo de que el turista los reconozca como tales o que acepte el hecho de que el objeto visitado haya surgido por motivos religiosos, haya servido a estos motivos o esté sirviendo al culto religioso. De lo que se trata es de reconocer que en este lugar está presente lo sagrado (sacrum). Se trata de aceptar la verdad y reconocer que este espacio no posee sólo un valor histórico, museal, sino que es un lugar de epifanía de lo sagrado -del encuentro del hombre con la realidad sobrenatural. O, dicho de una manera diferente, la convicción que el lugar sigue siendo el centro de la vida religiosa y que no representa sólo un lugar maravilloso debido a la belleza de la arquitectura, pintura, paisaje estupendo, etc. La certeza de que es el centro vibrante del encuentro con Dios o con sus santos. Esta idea nos lleva a lo principal. Un turista que se acerca al ámbito de lo sagrado no debería permanecer como observador externo, sino que debería participar en el misterio eterno. Estamos hablando, por lo tanto, de la necesidad de la fe viva que no sólo gráficamente pone de rodillas al turista. Cuando uno se acerca con fe al lugar sagrado, la inmediata consecuencia es la oración, mejor aún, la adoración. De esta manera, el turista se convierte en peregrino, en hombre que camina en la fe.

Conclusiones y deseos

a) Para los 'laicos' (operadores turísticos, agencias de viaje, guías, hoteleros en los lugares de peregrinación, etc.)

A menudo, se equiparan los términos peregrinación y turismo religioso incluyéndolos en las categorías del así llamado producto turístico. Es verdad que la organización de una peregrinación puede constituir una fuente de ingreso honesta para los habitantes de un lugar. Por lo tanto, es preciso ocuparse del marketing. Pero, teniendo en cuenta todo lo mencionado más arriba, hay que afirmar que un enfoque unilateral, materialístico, un enfoque 'sin espíritu' lleva a la muerte no sólo de la peregrinación sino también a la de un turismo honesto y de sus valores educativos. Más aún, lleva a la muerte de la cultura, de una cultura que es cultura, porque está arraigada en la dimensión más profunda del espíritu humano.

Los organizadores laicos del turismo deberían tener en cuenta las características específicas de la peregrinación y considerar su carácter religioso y el programa. Mencionamos por separados los conceptos carácter y programa porque no son del todo idénticos. Incluir en el programa la participación en un oficio religioso, en la santa misa, en vigilias, etc., no influye necesariamente en el carácter de todo el 'evento' organizado. Se trata de algo más, es decir, de tener claro que el viaje obedece desde el principio hasta el final a motivos religiosos que tienen importancia prioritaria y determinante. Todos los demás acontecimientos y puntos del programa deberán someterse a estos motivos religiosos. Los sentimientos y las expectativas de los peregrinos han de ser reconocidos y respetados lo que se manifiesta también en la selección de los guías más idóneos para realizar las tareas asignadas. Es impensable que personas no creyentes organicen o dirijan la peregrinación. En todo caso, deberían ser personas que tengan respeto por las creencias religiosas de los peregrinos.

b) Para los ''responsables eclesiásticos''

No hay que agarrarse obstinadamente a conceptos tradicionales. Sin eliminar precipitadamente muchas ricas tradiciones de peregrinación, habría que abrirse a las nuevas formas de caminar, en las que la motivación religiosa se hace presente. Atendiéndose al método de actuación conocido en la Iglesia, se debería pensar más bien en cómo 'bautizar' las formas del comportamiento humano que se están desarrollando. En nuestro caso, deberíamos reflexionar acerca de las nuevas oportunidades para la acción evangelizadora de la Iglesia que el turismo religioso ofrece. En la práctica, ello lleva a limpiar, profundizar y subrayar constantemente los motivos del viaje cristiano.

c) Para los que van a emprender el camino

Los que van a emprender el viaje deberán optar por un motivo dominante que debe guiar el conjunto de sus experiencias. La peregrinación, en sentido estricto, requiere que el peregrino siga un determinado tipo de vida, p.ej., que se adapte al ritmo de los oficios religiosos, que esté dispuesto a vivir algunas restricciones y privaciones vinculadas con la peregrinación, que acepte una cierta jerarquía de las experiencias (en primer lugar, el culto religioso, seguido de otras). Ciertamente, para el viajero la peregrinación es mucho más exigente.

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