viernes, 20 de junio de 2008

El joven y el paracaídas

Un joven turista se encontraba en las playas de Cancún y era la primera vez que subiría en un paracaídas jalado por una lancha. Si conoces la playa, sabes que los lancheros prestan ese servicio, que consiste en que un paracaídas es amarrado por una cuerda a una lancha.
Entonces, la lancha inicia su recorrido mar adentro, con el turista sujeto al paracaídas con un arnés. Este corre con el paracaídas en la playa por unos instantes, hasta el momento en que el turista despega los pies del suelo, el paracaídas se eleva hasta el cielo y la persona junto con el.

Imagínate, el joven no sabía nadar y tenía las siguientes preguntas en su cabeza:

¿Qué pasará si la lancha me arrastra mar adentro, antes de que me eleve el paracaídas?

¿Qué tal si una vez en el cielo, me caigo de semejante altura?

A pesar del miedo, decidió actuar y confiar en la incertidumbre. Sabía que era una experiencia nueva y era natural tener miedo. Pero también sabía que la vida es eso, experiencias nuevas y que tenía que estar abierto ante la vida.

Se puso el arnés. Escuchó con nerviosismo las últimas indicaciones del instructor. “Ruuuuuum” se escuchó el sonido del motor de la lancha que iniciaba su recorrido al mar. El joven comenzó a caminar al principio y después a correr a medida que la velocidad aumentaba.

Y llegó el momento en que tuvo que pegar un salto para evitar caer al mar “¡Guuuuuaaaaaauuuuuu!” no lo podía creer, el paracaídas se elevó y en cuestión de segundos, estaba a muchos metros encima, viendo el mar y los hoteles de la ciudad, como si fueran casas de juguete. Y sintió paz.

“Qué emocionante, nunca me hubiera imaginado que sería tan fácil y divertido” y disfrutó de la hermosa vista desde el cielo.

¿Qué podemos aprender de este joven? Es natural tener miedo ante lo desconocido. La imaginación crea mil y un fantasmas pero son eso. Fantasmas. No existen en realidad y son auto-creados.

Mi pregunta es: ¿Cuántos de nosotros evitamos tener experiencias nuevas por temor a lo desconocido?

Aún más fuerte: ¿Cuántos miedos imaginarios has acumulado durante tu vida, que te han evitado experimentar cosas nuevas y ser feliz?

“Muchos sinsabores he tenido en la vida, la mayoría de los cuales nunca me han ocurrido”. Exacto. Si analizas tu vida a la luz del pasado, descubrirás que lo que más temes nunca pasó y cuando sucedió, resultó ser una experiencia única y placentera.

Te invito a que busques dentro de ti, aquello que has evitado hacer por mucho tiempo, por culpa de esos fantasmas imaginarios y lo hagas.

¿Y quién sabe? Quizás disfrutes de una hermosa vista del cielo, como el joven de la playa.



Colaboración de Edgar Martínez
México




CONVIVENCIA DE PRIMERA COMUNIÓN

" YO SOY EL PAN DE VIDA" Jn 6,35

miércoles, 18 de junio de 2008

SALMO DE CORAZÓN ABIERTO:

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo.
Por ti, que me llamas de nuevo a la existencia,
Por ti, que animas mi vida y la despiertas.
Por ti, que abres mi corazón a la luz y lo llamas a estar atento, vigilante.
Por ti, que me quieres presente, unificada, toda entera y en armonía.

Tengo sed de ti, de tu amor y lealtad.
Tengo sed de ti, de tu paz y tu perdón.
Tengo sed de ti, de tu pureza y tu alegría.
Tengo sed de ti, de tu fortaleza y bondad.
Mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

Todo mi ser se abre a tu gracia esperando el rocío de la mañana.
Toda mi vida tiende a ti esperando tu vida sin término.
Mi corazón, en mi interior, se alegra viendo tu fuerza y tu gloria en mí.

Tú me das razón para existir.
Tu vida es el sentido de mi existencia.
Tu lealtad vale más que la vida.
Tu amistad, más que todos los triunfos.
Quiero saciarme de tu presencia.
Quiero llenarme de tu Santo Espíritu.
Quiero sentirme en plenitud de tu gracia.

En el lecho me acuerdo de ti.
Tú estás despierto en mi noche.
Cuando me despierto en el silencio de la noche
mi corazón descubre que tú vives en él.
A la sombra de tus alas canto con júbilo.
Mi aliento está pegado a ti.
Tu amor me sostiene.

Mi corazón se alegra contigo, Dios mío, porque mi vida te pertenece.
Mi corazón se alegra contigo, Dios mío, porque tu vida me pertenece.

Oh Dios, por ti estoy siempre despierta.
Por ti me mantengo en pie, en vela.
Por ti madrugo siempre que se hace tiniebla en mi vida.
Por ti comienzo siempre, aunque me sienta cansada.
Oh Dios, tú eres mi Dios: ¡Un Dios vivo!

TALLER DE I.M ZONA 4

REFLEXIÓN


REFLEXIÓN


lunes, 16 de junio de 2008