sábado, 22 de marzo de 2008

SÁBADO SANTO



"Jesús yace en su tumba y los apóstoles creen que todo se acabó. Todo el día sábado su cuerpo descansa en el sepulcro Pero su madre, María, se acuerda de lo que dijo su hijo : "Al tercer día resucitaré". Los Apóstoles van llegando a su lado, y Ella les consuela. "

"El Sábado santo es un día de luto inmenso, de silencio y de espera vigilante de la Resurrección. La Iglesia en particular recuerda el dolor, la valentía y la esperanza de la Virgen María. "

Ella representa la angustia de una Madre que tiene entre sus brazos a su Hijo muerto, pero no se puede olvidar en este momento ella es la única que conserva en su corazón las palabras del anciano Simeón, que si bien él profetizó que Cristo sería signo de contradicción y una espada le traspasaría el alma, también indicó que Jesús sería signo de resurrección.

Lo que los discípulos habían olvidado, María lo conservaba en el corazón: la profecía de la resurrección al tercer día. Y María esperó hasta el tercer día

Generalmente en las mañanas se realizan retiros de reflexión en torno a este tema, y la tarde resulta ser más bien de tranquilidad, oración y de espera al Jesús Resucitado

Ésta se divide en cuatro partes:

- Breve Lucernario: Se bendice el fuego. Se prepara el cirio en el cual el sacerdote con un punzón traza una cruz. Luego marca en la parte superior la letra Alfa y en la inferior omega, entre los brazos de la cruz marca las cifras del año en curso. A continuación se anuncia el Pregón Pascual.

- Liturgia de la Palabra: En ella la Iglesia confiada en la Palabra y la promesa del Señor, recuerda las maravillas que desde los comienzos realizó Dios con su pueblo.

- Liturgia Bautismal: Se hace la renovación de los compromisos bautismales y en muchas ocasiones se realiza el bautismo de un feligrés.

- Liturgia de la Eucaristía: Se celebra la Santa Misa, aunque se realice antes de la media noche, es la Misa Pascual del Domingo de Resurrección. El sacerdote y los ministros se revisten de blanco y con alegría se anuncia la Resurrección del Hijo de Dios.


FELIZ CUMPLEAÑOS EDUARDO...!!!


viernes, 21 de marzo de 2008

VIERNES SANTO



La tarde del Viernes Santo presenta el drama inmenso de la muerte de Cristo en el Calvario. La cruz erguida sobre el mundo sigue en pie como signo de salvación y de esperanza. Y cada año, mientras el mundo da las vueltas de su pequeña historia, permanece la cruz, la antena de la vida, señalando con sus cuatro brazos las dimensiones del universo, como si del cielo y de la tierra, de Oriente y de Occidente todo se concentrara allí donde en Cristo todo se junta y se reconcilia. Fulget crucis mysterium! Brilla el misterio de la cruz. Con la pasión de Jesús según el Evangelio de Juan contemplamos el misterio del Crucificado, con el corazón del discípulo Amado, de la Madre, del soldado que le traspasó el costado.

Juan, teólogo y cronista de la pasión nos lleva a contemplar el misterio de la cruz de Cristo como una solemne liturgia. Todo es digno, solemne, simbólico en su narración: cada palabra, cada gesto. La densidad de su Evangelio se hace ahora más elocuente. Y los títulos de Jesús componen una hermosa Cristología. Jesús es Rey. Lo dice el título de la cruz, y el patíbulo es trono desde donde el reina. Es sacerdote y templo a la vez, con la túnica inconsútil que los soldados echan a suertes. Es el nuevo Adán junto a la Madre, nueva Eva, Hijo de María y Esposo de la Iglesia. Es el sediento de Dios, el ejecutor del testamento de la Escritura. El Dador del Espíritu. Es el Cordero inmaculado e inmolado al que no le rompen los huesos. Es el Exaltado en la cruz que todo lo atrae a sí, por amor, cuando los hombres vuelven hacia él la mirada.

La Madre estaba allí, junto a la Cruz. No llegó de repente al Gólgota, desde que el discípulo amado la recordó en Caná, sin haber seguido paso a paso, con su corazón de Madre el camino de Jesús. Y ahora está allí como madre y discípula que ha seguido en todo la suerte de su Hijo, signo de contradicción como El, totalmente de su parte. Pero solemne y majestuosa como una Madre, la madre de todos, la nueva Eva, la madre de los hijos dispersos que ella reúne junto a la cruz de su Hijo. Maternidad del corazón, que se ensancha con la espada de dolor que la fecunda. La palabra de su Hijo que alarga su maternidad hasta los confines infinitos de todos los hombres. Madre de los discípulos, de los hermanos de su Hijo. La maternidad de María tiene el mismo alcance de la redención de Jesús. María contempla y vive el misterio con la majestad de una Esposa, aunque con el inmenso dolor de una Madre. Juan la glorifica con el recuerdo de esa maternidad. Ultimo testamento de Jesús. Ultima dádiva. Seguridad de una presencia materna en nuestra vida, en la de todos. Porque María es fiel a la palabra: He ahí a tu hijo.

El soldado que traspasó el costado de Cristo de la parte del corazón, no se dio cuenta que cumplía una profecía y realizaba un último, estupendo gesto litúrgico. Del corazón de Cristo brota sangre y agua. La sangre de la redención, el agua de la salvación; La sangre es signo de aquel amor más grande, la vida entregada por nosotros, el agua es signo del Espíritu, la vida misma de Jesús que ahora, como en una nueva creación derrama sobre nosotros.


El Viernes Santo

En este día la Iglesia celebra la gloriosa Pasión de Jesús, Su Muerte victoriosa. Destaca como símbolo de salvación la Cruz del señor.

El Señor está firmemente clavado en la Cruz. Había esperado muchos años y en aquel día se cumplía un deseo de redimir a los hombres. Lo que había sido un instrumento infame y deshonroso, se convertía en el árbol de la vida y escalera de la Gloria. Una honda alegría le llenaba el extender los brazos sobre la Cruz, para que supiéramos los hombres que así tendría siempre los brazos para los pecadores que se acercaran a Él: abiertos.

jueves, 20 de marzo de 2008

JUEVES SANTO



El Jueves Santo es uno de los días más llenos de celebraciones litúrgicas y religioso-populares.

Incluso este día por la mañana en todas las Iglesias Catedrales los obispos que son, como dice el Concilio, "los principales administradores de los misterios de Dios, que regulan, promueven y custodian toda la vida litúrgica de la Iglesia que les ha sido confiada", celebran una misa muy solemne con todos los sacerdotes ("el presbiterio" de sus diócesis) y en ella los sacerdotes con un solo corazón y una sola alma renuevan sus promesas y su obediencia al Obispo.

En esta Misa se consagran los óleos, es decir, los aceites que se emplean en diversos sacramentos: para el bautismo, la confirmación, la ordenación sacerdotal, la unción de los enfermos.

La consagración de los óleos se celebra precisamente este día para indicar que todos los sacramentos nos relacionan con el Misterio Pascual de Jesús y que todos los sacramentos tienen su culmen y su Centro en la Eucaristía.

El Jueves Santo es como una "profecía" de la Pascua, es decir, en la Última Cena Jesús vivió conscientemente y de manera anticipada su Pasión y Muerte y en ese momento puso en claro el para qué iba a morir, el por qué aceptaba voluntaria y libremente la muerte cruenta. Los primeros datos que tenemos de que el Jueves Santo se celebra la Misa recordando la Cena del Señor los tenemos por el Concilio de Cartago en el año 397 y por lo que cuenta Egeria que fue una peregrina o turista que visitó Jerusalén y que dejó escrito todo lo que allí se celebraba.

Antes, este día era perfectamente un día en que los penitentes celebraban su reconciliación para poder participar ya de lleno en la Pascua.

Son muchos los grandes "acontecimientos salvíficos" que hoy se recuerdan en la vida de Cristo Jesús:

Su Cena de despedida y su gran Oración por nosotros.
La Institución de la Eucaristía o Santa Misa como memorial o recuerdo suyo.
La Institución del Ministerio (servicio) como parte esencial de su Iglesia.
Su Testamento: el mandato de amar hasta la Muerte.
El ofrecimiento, anticipado y consciente, de su vida, de su Cuerpo y Sangre, para salvación del mundo.

El juicio de su Pasión, la traición de Judas, el abandono de sus amigos, la oración del huerto, su noche amarga.

P. Alfonso Díaz de Sollano SDB

miércoles, 19 de marzo de 2008

martes, 18 de marzo de 2008

domingo, 16 de marzo de 2008

DOMINGO DE RAMOS


El Domingo de Ramos abre solemnemente la Semana Santa, con el recuerdo de las Palmas y de la pasión, de la entrada de Jesús en Jerusalén y la liturgia de la palabra que evoca la Pasión del Señor en el Evangelio de San Marcos.

En este día, se entrecruzan las dos tradiciones litúrgicas que han dado origen a esta celebración: la alegre, multitudinaria, festiva liturgia de la iglesia madre de la ciudad santa, que se convierte en mimesis, imitación de los que Jesús hizo en Jerusalén, y la austera memoria - anamnesis - de la pasión que marcaba la liturgia de Roma. Liturgia de Jerusalén y de Roma, juntas en nuestra celebración. Con una evocación que no puede dejar de ser actualizada.

Vamos con el pensamiento a Jerusalén, subimos al Monte de los olivos para recalar en la capilla de Betfagé, que nos recuerda el gesto de Jesús, gesto profético, que entra como Rey pacífico, Mesías aclamado primero y condenado después, para cumplir en todo las profecías. .

Por un momento la gente revivió la esperanza de tener ya consigo, de forma abierta y sin subterfugios aquel que venía en el nombre del Señor. Al menos así lo entendieron los más sencillos, los discípulos y gente que acompañó a Jesús, como un Rey.
San Lucas no habla de olivos ni palmas, sino de gente que iba alfombrando el camino con sus vestidos, como se recibe a un Rey, gente que gritaba: "Bendito el que viene como Rey en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en lo alto".

Palabras con una extraña evocación de las mismas que anunciaron el nacimiento del Señor en Belén a los más humildes. Jerusalén, desde el siglo IV, en el esplendor de su vida litúrgica celebraba este momento con una procesión multitudinaria. Y la cosa gustó tanto a los peregrinos que occidente dejó plasmada en esta procesión de ramos una de las más bellas celebraciones de la Semana Santa.

Con la liturgia de Roma, por otro lado, entramos en la Pasión y anticipamos la proclamación del misterio, con un gran contraste entre el camino triunfante del Cristo del Domingo de Ramos y el Viacrucis de los días santos.

Sin embargo, son las últimas palabras de Jesús en el madero la nueva semilla que debe empujar el remo evangelizador de la Iglesia en el mundo.
"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Este es el evangelio, esta la nueva noticia, el contenido de la nueva evangelización. Desde una paradoja este mundo que parece tan autónomo, necesita que se le anuncie el misterio de la debilidad de nuestro Dios en la que se demuestra el culmen de su amor. Como lo anunciaron los primeros cristianos con estas narraciones largas y detallistas de la pasión de Jesús.

Era el anuncio del amor de un Dios que baja con nosotros hasta el abismo de lo que no tiene sentido, del pecado y de la muerte, del absurdo grito de Jesús en su abandono y en su confianza extrema. Era un anuncio al mundo pagano tanto más realista cuanto con él se podía medir la fuerza de la Resurrección.

La liturgia de las palmas anticipa en este domingo, llamado pascua florida, el triunfo de la resurrección; mientras que la lectura de la Pasión nos invita a entrar conscientemente en la Semana Santa de la Pasión gloriosa y amorosa de Cristo el Señor.



CONCIERTO PAZ SIN FRONTERAS





SEMANA SANTA


La Semana Santa es el periodo sagrado del cristianismo que transcurre desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, desde el punto de vista litúrgico. Es el período de más intensa actividad dentro de la Iglesia, por ser la Semana en la que se hace un memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Los días que la conforman son los siguientes:

Domingo de Ramos
Lunes, Martes y Miércoles Santo
Jueves Santo
Viernes Santo
Sábado de Gloria
Domingo de Resurrección
Semana Santa, en el año litúrgico cristiano semana previa a la Pascua. Celebraciones especiales recuerdan la institución de la eucaristía en el Jueves Santo; lecturas de las Sagradas Escrituras, oraciones solemnes, y la veneración de la cruz recuerdan la crucifixión de Cristo el Viernes Santo. El Sábado Santo se conmemora el entierro de Cristo; los oficios de vigilia de medianoche inauguran la celebración de la Pascua de Resurrección. Tanto los cristianos católicos romanos como los ortodoxos llaman a la Semana Santa 'Semana Grande', porque en ella conmemoran las grandes acciones y sacrificios de Dios para redimir a la humanidad.

Dada la importancia de la celebración de los Dolores de la Virgen María (Viernes de Dolores) , el viernes anterior al Domingo de Ramos, en algunos lugares se celebran procesiones, que consisten en sacar unas imágenes a la calle. En los dos días previos: Viernes de Dolores y Sábado de Pasión, por lo que se considera Semana Santa, desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Pascua de Resurrección, incluso en algunos lugares la Semana Santa se alarga a los días posteriores al Domingo de Resurrección (Lunes y Martes de Gloria).


TRIDUO PASCUAL


Los días más importantes de la Semana Santa son los formados por el llamado Triduo Pascual: Jueves Santo, Viernes Santo, en el que se conmemora la muerte de Cristo y Sábado Santo, en el que se conmemora a Cristo en el sepulcro. También es importante la vísperas del Viernes, el Jueves Santo, día en el que la Iglesia católica conmemora la institución de la Eucaristía. En los oficios de ese día se reserva el Santísimo Sacramento en un lugar que se prepara en la iglesia, llamado monumento, hasta el oficio del día siguiente, permitiendo a los Fieles la Adoración personal o comunitaria al Santísimo Sacramento durante un breve momento o toda la noche, según las posibilidades de cada lugar.


Para este 2008 la Semana Santa es apartir del sábado 16 de marzo al domingo 23 de marzo.