sábado, 17 de octubre de 2009


Historia del DOMUND


Su origen


Cuando el Cardenal-arzobispo de Milán, Aquiles Ratti, es elegido Pontífice en 1922, bajo el nombre de Pío XI, viene ya aureolado con la fama de gran favorecedor del apostolado misionero. Ha instituido en su vasta Diócesis un activo secretariado diocesano de Misiones, que ha extendido por toda ella la Obra de la Propagación de la Fe. Hasta ha fijado en favor de esta Obra una gran jornada anual, que debe celebrarse el día de la Epifanía en todas las Parroquias y Centros religiosos diocesanos.

A las pocas semanas de su entronización como Papa, elige en la persona de Mons. Roche, al primer Obispo indígena, que inaugurará la serie de Prelados autóctonos de rito latino en el siglo XX. Pocos días después promulga como Pontificia a la obra de la Propagación de la Fe, junto con la Obra de la Santa Infancia y del Clero Indígena; y las declara instrumento principal y oficial de la cooperación misionera de toda la Iglesia católica.

En 1925. abre en el Vaticano, en pabellones levantados sobre el patio célebre del Belvedere, una espléndida Exposición Misionera, aprovechando la afluencia de peregrinos al nuevo año santo, con el fin de promover las vocaciones misioneras, suscitar el interés de los fieles por los problemas de las Misiones y excitar su generosidad espiritual y material.

En febrero de 1926, publica la célebre encíclica Rerum Ecclesiae, en la que reafirma la importancia y urgencia de los objetivos misioneros programados al principio de su Pontificado y manifiesta su resolución inquebrantable de acortar las etapas para su realización. "La Iglesia -afirma en esta encíclica- no tiene otra razón de ser sino la de hacer partícipes a todos los hombres de la redención salvadora, dilatando por todo el mundo el reino de Cristo". Antes de terminar ese año, consagrará el mismo Papa a los seis primeros Obispos indígenas de China. Y es, precisamente en este año de tan notables acontecimientos, cuando va a tener lugar otro hecho significativo: La institución de la jornada misionera de octubre. Las OMP desde su promulgación como Pontificias en 1922, se habían ido desarrollando, bajo el impulso de sus consejos generales y de sus direcciones nacionales y diocesanas, en diversas naciones, especialmente en las de antigua cristiandad. Pero no podía esperarse de estas Obras, aunque contaran con numerosos y valiosos colaboradores, que influyesen de manera decisiva en el Pueblo de Dios.

Así, en este clima tan favorable a la causa misionera de la Iglesia, surge en el seno del Consejo General de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe (algunos creen que por determinación del mismo Pontífice) la iniciativa de celebrar una Jornada Mundial de propaganda, que constituya un serio aldabonazo en la conciencia de todo el Pueblo de Dios, para recordarle su responsabilidad misionera de dimensión universal.

Se proponen cinco grandes objetivos

1-Oración ferviente al Señor para acelerar su reinado en el mundo.

2-Hacer comprender a todos los fieles el formidable problema misionero.

3-Estimular el fervor misionero de los sacerdotes y de los fieles.

4-Dar a conocer mejor la Obra de la Propagación de la Fe.

5-Solicitar la ayuda económica en favor de las Misiones.




En concreto, el Consejo Superior General suplica entre otras cosas:

"-Que se fije el domingo penúltimo de octubre como jornada de oración y propaganda misionera en todo el mundo católico".

-"Que se celebre en esa jornada la misa "por la evangelización de los pueblos" "

-"Que la predicación, en ese día, sea de carácter misionero, con especial referencia a la Obra de la Propagación de la Fe ".


Un breve rescripto de la Sagrada Congregación de Ritos, firmada por el Prefecto Cardenal Vicco, con fecha 14 de abril de 1926, será el acta fundacional de este Domingo Mundial de Misiones o "Domund", como lo llaman los pueblos hispánicos. Al comienzo de tal rescripto, figura esta lapidaria frase: "Nuestro Santísimo Señor, el Papa Pío XI, acogiendo benigno los votos y preces elevados, se ha dignado oír y aprobar dichas peticiones". El que este documento lleve la impronta de la Sagrada Congregación de Ritos señala el carácter principalmente espiritual de esta jornada misionera mundial.

El "Domund" está ya en marcha.

Significación de esta jornada en el quehacer misionero de la Iglesia.
Esta Jornada Mundial ha supuesto para el apostolado misionero un impulso formidable, difícil de superar por otros medios, tanto por su extensión como por su profundidad. Pablo VI la ha calificado, en diversas ocasiones: -"como un acontecimiento de gran relieve en la vida de la Iglesia"; -"genial intuición de Pío XI"; -"ocasión de hacer sentir su vocación misionera a la Iglesia, a nuestros hermanos en el episcopado, al clero, a los religiosos y religiosas y a todos los católicos"; -"poderosa e insustituible ayuda para las Misiones"; -" acrecentamiento de la fe tanto en las Iglesias de antigua cristiandad, como en las jóvenes Iglesias".

Catequesis eficaz de la doctrina misionera conciliar. En el mensaje que en 1972 dirigió Pablo VI al Cardenal Renard, arzobispo de Lyon, con motivo del Congreso Internacional de las OMP, refiriéndose al "Domund", escribía: " Estas ornadas seriamente preparadas permiten a los cristianos una mirada nueva sobre las Misiones... Examinar la evangelización local y evangelización lejana en una misma pastoral misionera, cuya única fuente es Cristo". Es incalculable el bien inmenso que han ocasionado los mensajes de los Pontífices que han sucedido a Pío XI, con motivo de la celebración de esta jornada. Con razón pudo llamar a este día el Prefecto de Propaganda Fide, Cardenal Van Rossum, el Gran día de la Catolicidad.

Desde que Pablo VI inauguró su Pontificado en 1963, hasta el presente, no ha habido año en que el Vicario de Cristo no haya enviado su particular mensaje para esta jornada misionera mundial.

En cada uno de estos mensajes se presenta, en primer lugar, un tema importante sobre la actividad misionera de la Iglesia. Todos estos temas, diferentes cada año, podían muy bien formar un práctico y actualísimo Manual de Misionología,. del que mucho podrían aprender cuantos están comprometidos en la promoción de la animación misionera. En segundo lugar, se recuerda a los fieles, bajo diversos aspectos, la naturaleza de las Obras Misionales Pontificias y la necesidad y urgencia en promoverlas. Son ellas el instrumento principal del que disponen el Papa y los Obispos para la cooperación misionera del Pueblo de Dios, en su doble dimensión espiritual y material. El actual Pontífice, Juan Pablo 11, ha seguido los mismos derroteros de su predecesor, haciendo de sus mensajes y discursos sobre el Domund, una profunda catequesis doctrinal sobre las responsabilidades misioneras de todos los hijos de la Iglesia y presentando a las OMP como el programa mínimo de una eficaz cooperación misional.

Coordenadas de esta jornada misionera. Existe, según la fisolofía tradicional, una ley de causalidad, que conviene recordar al preparar esta jornada: "Los mismos elementos que han contribuido a dar la vida a un ser, a un organismo vivo, a una institución, son llamados también a colaborar en su desarrollo y perfeccionamiento".

Ahora bien, el "Domund" nació bajo el signo de estos caracteres distintivos: -claro universalismo misionero; -concientización del deber misionero; -colaboración intensa espiritual; -ayuda generosa material; -vinculación íntima a la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe. Ante la costumbre, tan frecuente hoy, de criticar las organizaciones eclesiales, sobre todo de origen preconciliar, hemos de responder que puede admitirse este desvío o rechazo en cuanto a aquellas instituciones u organismos que han mostrado su fracaso o su debilidad al paso del tiempo; pero no para aquellos que han visto afirmarse y potenciarse al ritmo de los años.

Si los caracteres antes expuestos han sido válidos hasta ahora, ¿por qué suprimirlos o cambiarlos? En un proverbio oriental, con dejos de delicada poesía, se dice: "Los que beben de la corriente de un gran río, deben acordarse de la fuente>,

Examinemos estos caracteres más atentamente.

-Claro universalismo misionero.

Según Pablo VI, la difusión, entre el Pueblo de Dios, de la doctrina sobre el universalismo misionero, es la primera y más importante finalidad que se asignó a esta jornada desde su inicio... "Este mismo universalismo misionero ha constituido también el motivo fundamental de todas nuestras exhortaciones.... con ocasión de este Domingo Mundial Misionero de Octubre" (Mensaje Domund 1976). Los que están comprometidos en la promoción de esta jornada deben conocer las razones de estas prioridades del universalismo misionero y saber defenderlas en todos sus aspectos doctrinales, espirituales y materiales, con respuestas breves, claras, sencillas, comprensibles y convincentes.

Una objeción muy extendida, de apariencia lógica, funesta por sus resultados y resumen de todas las dificultades que se oponen a la penetración del ideal misionero, es ésta: "Las Misiones las tenemos aquí. ¿Para qué trabajar por las Misiones lejanas?"

Uno de los más célebres y eficaces propagandistas del Domund, el Obispo Fulton Sheen, director que fue en Estados Unidos de la Obra de la Propagación de la Fe, solía argumentar así contra los que calificaban de aberración el ayudar a las Misiones lejanas, cuando dentro de la nación o Diócesis, había tantas necesidades por remediar:

"La Diócesis, la Parroquia o el individuo que prefiere gastar todas sus energías en casa, antes de emplearlas en las Misiones lejanas, es semejante al que, temiendo un empobrecimiento del corazón por el fluir de la sangre hasta las extremidades del organismo, levanta barreras para detener la sangre en el corazón. Este tal, bien pronto advertirá que las manos y los pies quedan paralizados y que también el corazón se debilita. Del mismo modo, el Cuerpo Místico de Cristo tiene necesidad de que se haga correr la sangre hasta las partes más lejanas del organismo, para que vuelva más enriquecida al corazón. La parte derecha e izquierda del corazón no tienen comunicación directa entre sí. Solamente pueden comunicarse enviando la sangre a través de todo el cuerpo. De esta manera habrá unión y comunión entre todos los cristianos. Sólo cuando haya unión con todos los miembros del Cuerpo Místico, a través del mundo entero, podrá verificarse la plena renovación de la Iglesia".

- Concientización del deber misionero.

Debemos aprovechar el " Domund " para formar la conciencia de los grupos cristianos a los que estamos vinculados. Quien estudie con detenimiento los textos conciliares, echará pronto de ver el avance positivo que ha supuesto el Concilio en este aspecto, en comparación con lo que antes se pensaba y practicaba entre no pocos cristianos, que se decían amigos de las Misiones. El Padre Arrupe, general que fue de la Compañía de Jesús, en una acertada intervención en el Aula conciliar, señaló concretamente los antiguos defectos: "Cierto infantilismo, derivado también de las informaciones misioneras que iban destinadas más bien a los niños que a los adultos. Sentimentalismo, fijándose preferentemente en los problemas del dolor y la miseria, descuidando otros más graves y urgentes. Complejo de superioridad contra el sentir cristiano, demostrando ignorancia de los valores religiosos y culturas de aquellos pueblos. Miopía, por agrandar los propios problemas de su país, Diócesis o Parroquia, y empequeñecer los de la Iglesia misionera, en el mundo no cristiano. Superficialidad en la valoración de las personas de los Misioneros y de sus métodos y resultado en su heroico apostolado ... " Conforme a la doctrina conciliar, el deber sagrado de la cooperación misionera hunde sus raíces en la misma vida Trinitaria; en la voluntad salvífica del Padre; en la virtud redentora del Hijo; en la naturaleza misionera de la Iglesia, vivificada y santificada por el Espíritu Santo. Cimientos inconmovibles son éstos, que recuerdan la parábola del divino Maestro sobre la "casa cimentada en la dura roca", no como la otra edificada sobre la arena.

- Aspectos sobrenaturales de la cooperación misionera. "Debe ser fundamentalmente sobrenatural, apoyada esencialmente en la gracia, en la liturgia, en la oración privada, sobre el valor expiatorio y satisfactorio del dolor unido al de Cristo" (cf. tema 26: La espiritualidad de las OMP).

- Propaganda moderna e inteligente.

Fijándonos más concretamente en la organización propagandística de esta jornada de octubre, en el deseo de realizarla de la mejor manera posible, no podemos dar de lado al progreso y perfección que hoy ha alcanzado la llamada tecnología de la propaganda; nueva ciencia que cuenta en algunos países con rango universitario. Bueno fuera que las direcciones nacionales o los centros diocesanos de OMP, sobre todo con ocasión de esta ' jornada misional, invitaran a personas que conociesen más a fondo estas técnicas propagandísticas, para asesorar a nuestros colaboradores y renovar un poco los antiguos métodos.

Al comenzar la preparación del " Domund ", debernos revisar el nivel alcanzado por nuestros métodos de propaganda: Instrumentos de que disponen los propagandistas, exposiciones, revistas, carteles, pegatinas, folletos, globos, octavillas, proyecciones, cine, vídeos... Comparémoslos con los que usan otras instituciones más a compás de los tiempos. Nunca creamos que nuestros actuales métodos son los mejores; porque siempre serán perfectibles, en función de una mayor eficacia pastoral, Una propaganda inteligente será siempre una propaganda más persuasiva.

Un pobre ciego se sienta en la escalinata de la Magdalena en París. Lleva colgado del cuello un cartel, con el acostumbrado letrero "Ciego de nacimiento". En aquel día de bella primavera, llegan ante el mendigo dos jóvenes. Uno de ellos, norteamericano, es graduado en propaganda. Ha venido a Francia en visita de inspección a la sucursal de la Compañía multinacional a la que pertenece. Se fija el profesional en las palabras del cartel y en su platillo vacío y dícele a su compañero: "Verás como se llena de monedas la bandeja, ahora vacía. Basta con cambiar las palabras del cartel", Y en vez de Ciego de nacimiento, escribe: Tú ves la primavera, yo no. Aquella sola mañana el ciego recogía más limosnas que en toda la semana anterior.

No queremos simplemente dinero. No debemos considerar la limosna del "Domund" como una ayuda puramente material. La limosna, aunque no cuenta hoy con muchos apologistas en la prensa de nuestros días, tiene a su favor la palabra revelada, que la colma de calurosos elogios. Y es que la limosna no se mide por la cuantía material, sino por el amor con que se entrega... ¿No es el amor el que transforma la limosna en la virtud teologal de la caridad? (cf - tema 23: La limosna misionera). Si recordáramos con frecuencia al pueblo creyente esta inefable verdad evangélica: "Todo cuanto hacéis a estos pequeñuelos, es a mí a quien lo hacéis"; si lográramos grabar en su mente y en su corazón la certidumbre de que por esta ley seremos principalmente juzgados después de nuestra muerte, convertiríamos la jornada misionera en una auténtica competencia de generosidad cristiana. ¿Por qué no lo intentamos.... comenzando por nosotros mismos?

- El "Domund" no es cosa de un día...

Es labor de todo un año. Hasta hace pocos años no era infrecuente considerar ]a cooperación a las Misiones como cuestión de un solo día al año... Pasado el " Domund ", ya podían los propagandistas cruzarse de brazos en el quehacer misionero, hasta la celebración de la siguiente jornada anual. Así como la celebración del día del amor fraterno en el jueves santo no supone amar al prójimo necesitado en ese sólo día, sino que obliga a hacerlo durante todos los días del año; también el deber misionero nos fuerza a cumplirlo durante las 365 jornadas del calendario. Hay un importante documento posconciliar, el Motu Proprio Ecclesiae Sanctae, que aplica a la práctica pastoral los principios y normas del Concilio Vaticano 11. Dice así, refiriéndose al Domund:

"Para aumentar el espíritu misionero en el pueblo cristiano, foméntense las oraciones y los sacrificios diarios, de suerte que el día anual de las Misiones venga a convertirse en símbolo espontáneo de este espíritu."

Así lo practicaron los asociados a la Obra de la Propagación de la Fe durante el pasado siglo. Así, ahora también, comienzan a practicarlo en algunas Diócesis de Estados Unidos ... Y no solamente orando todos los días por la Iglesia misionera, sino con entrega diaria de pequeñas cantidades de dinero, como fruto de sacrificios continuos.

Estas pequeñas limosnas diarias, con el tesoro de las oraciones y sacrificios, se acumularán en las ofrendas del "Domund", haciendo de esta jornada anual el exponente máximo de nuestro diario deber misionero. Para que un país, una Diócesis, una Parroquia o comunidad local pueda decirse misionera, no basta con que en ella se celebre, de la mejor manera posible, una vez al año, la jornada misional de octubre. Es menester que esa ' jornada se considere como integrada vitalmente en un plan anual de pastoral misionera.

- Todo el mes de octubre, "misionero".

Hoy, por desacralización de los días festivos, en los que comienzan a despoblarse las grandes ciudades en búsqueda de un descanso en el trabajo, o de un ambiente menos contaminado, van quedando los templos vacíos, con peligro de que los actos litúrgico-pastorales vayan declinando. La propaganda tradicional en esta jornada y las peticiones de ayuda espiritual y material para las Misiones están abocadas a un gran fracaso, si no se buscan soluciones adecuadas. Es ésta una poderosa razón por la que conviene extender la celebración de esta jornada misionera a una semana entera, y, mejor aún, como se practica en Italia, a las cuatro semanas del mes.

La primera semana se dedica a intensificar la oración misionera (celebraciones paralitúrgicas, horas santas, rosarios, etc.)
La segunda semana se promueve de manera especial el sacrificio y el dolor por las Misiones (labor callada de propaganda, penitencias voluntarias visitas a enfermos para invitarlos a ofrecer sus dolores por la causa misionera, etc.)
La tercera semana (que termina con la fecha del "Domund") se concreta en la caridad (propaganda activa, organización de la colecta por medio de sobres, de huchas, de mesas petitorias, etc.)
La cuarta semana se destina a promover la acción de gracias por la fe recibida y como digna respuesta, la oración y la acción práctica por el fomento de nuevas vocaciones misioneras, salidas de la propia comunidad eclesial.
Vinculación con la Obra de la Propagación de la Fe.

La Obra de la Propagación de la Fe está vinculada a esta jornada anual por su origen, por su promoción y por la recogida y distribución de las ofrendas recibidas. Pablo VI ha recordado diversas veces en sus mensajes esta estrecha vinculación: "A la Obra de la Propagación de la Fe corresponde el honor de haber propuesto a nuestro gran predecesor Pío XI en 1926, la feliz iniciativa de establecer la jornada anual en favor de la actividad misionera de la Iglesia. Ella ha recibido también el oneroso cometido de promover y organizar, con el concurso de las otras Obras Misionales Pontificias, y bajo la dirección de los Obispos, esta jornada anual, y la de distribuir a las Misiones las ofrendas en ella donadas por la caridad del mundo católico".

(misión sin fronteras - Joaquín María Goiburu)

martes, 13 de octubre de 2009

VII CAMINATA JUVENIL MISIONERA

JOVEN DISCÍPULO
VIVE EN COMUNIÓN
CON LA CREACIÓN
El cuidado de la creación. Un llamado apremiante

En todo el mundo, y también en nuestro país, hay evidentes y numerosos signos de que la crisis ecológica se está agravando. Una de las grandes preocupaciones mundiales es el llamado efecto invernadero, causado por el aumento de dióxido de carbono y otros gases en la atmósfera. Esto reduce la irradiación del calor al espacio, quedando atrapado como en un invernadero y produciendo de manera creciente el recalentamiento de la Tierra. Este fenómeno ha empezado a generar fuertes cambios climáticos: sequías, tormentas, inundaciones. Otra gran preocupación es la creciente reducción de la capa de ozono, causada por la alta contaminación del aire, sobre todo por los clorofluorocarbonos, lo que significa una menor protección contra los rayos ultravioletas. Los múltiples efectos de esta menor protección son dañinos y presentan un riesgo serio para nuestra salud.

El primer relato de la creación (Gn 1,1-30), ¿qué nos quiere decir?

La Biblia empieza con estas palabras llenas de fuerza: “En el comienzo Dios creó el cielo y la Tierra” (Gn 1,1). Lo cual, en el lenguaje bíblico, quiere decir: todo tiene su origen en Dios. Es Dios quien da inicio a todo lo que existe. En las últimas décadas del siglo pasado, las ciencias naturales, gracias a sus instrumentos de alta tecnología, han adquirido un conocimiento más profundo y exacto de la génesis del cosmos.
Los datos científicos manifiestan que nuestro universo se generó y sigue generándose gracias a una enorme inteligencia. Muchos científicos han sido profundamente tocados por lo que descubrieron; les ha llevado a creer en la existencia de Dios. En su lenguaje metafórico, la Biblia nos comunica que todo lo creado es referido a Dios y que existe una diferencia fundamental y saludable entre Dios y el mundo, entre Dios y sus criaturas.

Nos invita a tomar conciencia de que la vida– tanto la nuestra como la vida presente en la creación entera– nos es dada como un don y no como algo que nos pertenece. Somos llamados y llamadas a vivir en solidaridad con todo lo creado.

Hombre y mujer, “jardineros” de la creación (Gn 2,15) Doc. Aparecida: 470. Como discípulos de Jesús, nos sentimos invitados a dar gracias por el don de la creación, reflejo de la sabiduría y belleza del Logos creador. En el designio maravilloso de Dios, el hombre y la mujer están llamados a vivir en comunión con Él, en comunión entre ellos y con toda la creación.


El segundo relato de la creación pertenece al documento Yahvista. Es el más antiguo de ambos y está menos elaborado que el primero. En este relato se expresa el vínculo de la persona humana con la tierra al afirmar que el ser humano (adam) es formado de la tierra (adamah) –Gn 2,7-. En un lenguaje metafórico, el texto nos comunica una verdad profunda sobre nosotros mismos: que formamos parte de esta gran trama de la vida que es la naturaleza.

Y el texto usa otra metáfora muy bonita al describir la vocación del ser humano como la de “cultivar y cuidar el jardín de Edén” (Gn 2,15). Somos llamados y llamadas a relacionarnos con la creación y a tratarla a ejemplo de un jardinero. Un verdadero jardinero o jardinera establece una relación de cariño con su jardín, lo aprecia y lo cuida. Tiene un ojo para el conjunto de la vida, procura hacer todo a su alcance para que la vida en sus diferentes formas florezca, y toma precauciones frente a posibles daños. La imagen del jardín floreciente es una de las imágenes más usadas actualmente en la ética ecológica para reflexionar sobre la ubicación del ser humano en la gran red de la vida que es la naturaleza, y su responsabilidad por mantener la biodiversidad en la Tierra.

Encontrar las huellas de Dios en todas sus criaturas

A través de diferentes textos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, la Biblia nos invita a percibir cómo toda la creación es sostenida por Dios y es una expresión de su gran sabiduría. Un ejemplo de ello es el salmo 104,24: “¡Cuán numerosas tus obras, oh Señor! Todas las has hecho con sabiduría, de tus criaturas está llena la tierra”. Nos motiva a contemplar la creación con un sentido profundo de admiración por las múltiples formas de vida presentes en ella.

La biodiversidad en nuestro planeta es muy grande y una manifestación del despliegue tan rico de la vida. Una mirada atenta y contemplativa hacia la creación nos permite percibir como “Dios actúa en todas las criaturas como aquel que les da su existencia, su fuerza y su actividad”. Eso nos lleva a una comprensión sacramental de la naturaleza. “Desde la perspectiva bíblica podemos percibir la creación entera como un símbolo y una parábola de Dios. En las criaturas podemos experimentar su presencia. Todas las criaturas son signos que apuntan hacia Dios, signos limitados que apuntan al Dios ilimitado y sin fin. Muchos místicos y místicas como, por ejemplo, san Francisco de Asís, san Juan de la Cruz, y otros, han sabido vivir con esa sensibilidad hacia el misterio de la vida que bulle en la naturaleza y, por ende, la naturaleza como lugar de encuentro con Dios. Ellos han tenido oídos finos para escuchar como la naturaleza nos “habla” de Dios. En su actitud de respeto profundo y reverencia hacia la creación, nos pueden enseñar mucho hoy día. Necesitamos recuperar esa actitud y esa relación con la naturaleza, tan distinta de una relación violenta, marcada por el utilitarismo y la explotación sin frenos de los recursos de la Tierra.

La unión entre el “amor a Dios” y el “amor a sus criaturas”

En el cristianismo estamos muy acostumbrados a recalcar la unión entre el amor a Dios y el amor al prójimo. Frente a la grave crisis ecológica actual urge que tomemos conciencia de lo siguiente: “No sólo existe una unión entre el amor a Dios y el amor al prójimo, sino también entre el amor a Dios y el amor a su creación o, dicho con mayor precisión, existe una unión entre el amor a Dios y el amor a sus criaturas, hasta las más pequeñas y humildes”. Hoy podríamos ampliar la frase de 1 Jn 4,20: “El que dice que ama a Dios y maltrata su creación –expresión de su amor creativo, tierno y solícito-, es un mentiroso”.

El maltrato de la creación, expresión del pecado

La Biblia identifica el pecado con la ruptura de relaciones de comunión y solidaridad, no sólo entre Dios y las personas y entre las personas mismas, sino también entre las personas y las demás criaturas. Un ejemplo de ello es el relato del diluvio en Gn 6-9. En un lenguaje metafórico, este relato narra como sucesivamente la tierra es transformada de espacio de vida a espacio de muerte por los efectos del pecado. También en Oseas 4,3 se establece un vínculo estrecho entre la falta de conocimiento de Dios, la deficiente solidaridad, la inestabilidad política, las prácticas deshonestas y como consecuencia , los desastres ecológicos. “Por eso, la tierra está de duelo, desfallecen todos sus habitantes; los animales del campo, las aves del cielo y hasta los peces del mar desaparecen”.


Dios presente en el sufrimiento de sus criaturas

Aquí conviene recordar que la persona humana no es el único objeto del interés y del amor solícito de Dios. Dios ciertamente no es indiferente al hecho de que, por nuestra avaricia y nuestras ansías de poder y dominio, estamos dañando seriamente su creación, causando cada año la extinción definitiva de toda una serie de plantas y animales. Sólo durante las últimas dos décadas, en la Amazonía brasileña, la mayor reserva mundial de bosque húmedo, se han talado 426,361 kilómetros cuadrados! de bosque. Estos bosques albergan una enorme biodiversidad. Su talado indiscriminado es una amenaza para la supervivencia de muchas especies, de manera directa por el cambio de su hábitat e indirecta por los cambios climáticos .

Doc. Aparecida: 475. Crear conciencia en las Américas sobre la importancia de la Amazonia para toda la humanidad.


Conversión necesaria: aprender a vivir en solidaridad con todas las criaturas

En su mensaje del 1 de enero de 1990 sobre la ecología, el papa Juan Pablo II identifica la crisis ecológica como un problema moral que tiene como raíz la falta de respeto por la vida. Una salida de esta crisis requiere una profunda conversión en nuestra forma de pensar en nuestras actitudes y en nuestra práctica. Exige de nosotros un cambio en la manera de percibirnos a nosotros mismos y nuestro lugar en la creación, es decir, la superación de nuestro antropocentrismo.

El antropocentrismo es expresión de una actitud arrogante frente a las otras criaturas. Eso nos prohíbe el seguir imponiéndonos a costa de otras criaturas y nos exige respetar los dos principios ecológicos fundamentales: la interdependencia y la sostenibilidad ecológica.. El principio de interdependencia nos recuerda que lo que hacemos o dejamos de hacer afecta a las otras criaturas, pues todos los miembros de una comunidad ecológica, que es la gran comunidad de vida en nuestra tierra, están conectados en un tejido gigantesco y complejo de relaciones, la trama de la vida.


Doc. Aparecida: 471: Las generaciones que nos sucedan tienen derecho a recibir un mundo habitable y no un planeta con aire contaminado.

La reflexión del tema ecológico, unido a nuestra actitud cristiana nos impulsa a asumir el cuidado de la creación y la promoción de la justicia ecológica como una responsabilidad personal y comunitaria. Eso implica la disponibilidad a revisar continuamente nuestro estilo de vida, si es ecológicamente sostenible o no lo es, y a seguir educándonos en la responsabilidad ecológica.,

TRABAJO EN GRUPO:
1– ¿El uso de los recursos de la tierra y el trato que damos al medio ambiente son ecológicamente sostenibles?
2– Que significa para mi: respetar la naturaleza, pensando que ¿esta es seguridad para el futuro?
3– La “ basura “ es hoy día un gran problema. ¿Se el lugar correcto para depositarla?


INFORMACIONES: Dia 25 de octubre –Domingo

1- Punto de llegada: IGLESIA LA PASTORA– 7 am - Bus por la Baralt/ Puerta Caracas
2- Ropa deportiva.
3- Agua y merienda ( para todo el día).
4- Paragua o Impermeable.
4- Pasaje desde la pastora hasta el inicio de la caminata (8,00, ese valor puede variar, no depende de los responsables de la caminata)
5– signo de la caminata: Franela
Contacto: P. Claudio 0414 3725252- Hna Ines 0416 708 6826 — José Luís 0416 9364097

CRITERIOS:
1– Ir desayunados
2- Portar un signo de su grupo (franela, pancarta o estandarte)
3- Ayudar a mantener el ambiente de peregrinación, camino con Jesucristo ( participación con cantos, gestos litúrgicos).
4- Evitar el consumismo a lo largo de la caminata, no parar en las bodegas.
5- Por grupo llevar instrumento musical ligero.
6-Llevar signos de las caminatas anteriores.
7- No separar-se de SU GRUPO, uso discreto de celulares.
8-Preparar 2 copias de lista de los grupos con C.I. y responsable con el celular.


¡Mucho ánimo y espíritu Misionero.!



MISIONANDO.....ANDO....:)



http://www.misiones.catholic.net/
http://docs.google.com/gview?a=v&q=cache:vwg40uWXGtUJ:www.combonianos.com/comboni/combonianos/comunidades/moncada/radio_luz/radio_luz_10_13.pdf+MISIONANDO+POR+EL+MUNDO&hl=es&gl=ve&sig=AFQjCNGn6LWCjbYtIlARRaM9R7jiAmyKLg

12 DE OCTUBRE DE 1492



Evangelización de América

La Evangelización en América fue la acción misionera realizada bajo la dirección de los monarcas españoles en la América hispana, por concesión papal a través de diferentes bulas.

A partir de la llegada de las primeras noticias del descubrimiento de lo que sería dado en llamar Nuevo Mundo a cargo de Cristóbal Colón, los Reyes Católicos y sus sucesores comenzaron a recibir numerosas concesiones, relacionadas con el derecho de ocupación de las nuevas tierras y el dominio sobre sus habitantes, como una donación papal. El Papa, que tenía la potestad de entregar los territorios recién descubiertos a los príncipes cristianos, en función de este principio repartió el continente americano entre España y Portugal. Por lo tanto, desde 1493 y por medio de bulas como las Inter Caetera, Dudum Siquidem, Eximiae Devotionis, Universalis Eclesiae, Romanus Pontifex, Omnimoda, o Sublimis Deus, papas como Alejandro VI, Julio II o Adriano VI, al tiempo que les concedieron las tierras les encomendaron su evangelización.

Para poder llevar a cabo esta labor, la Corona adquirió el derecho a intervenir en numerosas competencias, que hasta ese momento eran exclusiva de la Iglesia católica: cobro de diezmos, capacidad para organizar la Iglesia de América y el envío de misioneros, presentación de candidatos a todos los cargos eclesiásticos y decisión sobre la construcción de catedrales e iglesias. Todas estas atribuciones se definieron con la constitución del Patronato Real y el Vicariato Regio, que convertían a la Corona española en protectora de la Iglesia y en ocasiones incluso en su supervisora, ya que se llegó a establecer la obligatoriedad de que el monarca diera el visto bueno a los documentos que el Vaticano destinaba a América. En 1568, se celebró en Madrid la Junta Magna, una especie de congreso misional, en el que se trataron numerosos temas relacionados con esta actividad.

El instrumento más activo de la evangelización fue la entrega total de las órdenes mendicantes, a las que más tarde se unieron los jesuitas. Las primeras órdenes en llegar a América fueron las de los franciscanos, que se instalaron en la isla de La Española ya en 1500, y los mercedarios; en tanto que los primeros dominicos (Orden de Predicadores) lo hicieron a partir de 1510. Los franciscanos fueron también los primeros en llegar al continente (Tierra Firme), en 1524, distribuyéndose rápidamente por el virreinato de Nueva España y pasando a los territorios que constituirían el virreinato del Perú a partir de 1541. En 1533, se incorporaron los agustinos y en 1572 los jesuitas. Su actividad se iniciaba con la misma conquista militar y continuaba posteriormente dirigiéndose a toda la población indígena para su cristianización.

Los misioneros se vieron en la necesidad de aprender muchas lenguas indígenas para poder transmitir su mensaje a una población numerosa y perteneciente a múltiples culturas, que se encontraba dispersa en un continente extraordinariamente extenso. La fundación de pueblos de indios y de reducciones, en los que se concentró a la mayor parte de la población indígena, facilitó la labor de adoctrinamiento y la administración de los sacramentos a grandes masas de conversos, aunque siempre estuvo presente la pervivencia de la idolatría, con importantes rebrotes a lo largo de los tres siglos de la vida colonial en múltiples poblaciones; para evitarla se destruyeron numerosos objetos de culto y símbolos relacionados con las religiones autóctonas, pero en muchos casos pervivieron numerosos ritos indígenas a través de manifestaciones externas cristianas.

Otra fórmula empleada para la cristianización de los indios fue la conocida como doctrina; se trataba del compromiso adquirido por el conquistador para que fueran evangelizados (adoctrinados) todos los indígenas que le habían correspondido en sus repartimientos; los niños debían recibir las enseñanzas religiosas todos los días y los adultos tres días a la semana. El convento fue el centro neurálgico de la evangelización y en torno a él se configuraron numerosas poblaciones. En él atendían los religiosos a las necesidades espirituales de los nuevos cristianos al mismo tiempo que a las materiales, ya que junto a las dependencias de culto y habitación de los frailes, disponían de enfermerías, escuelas y talleres. Los mismos misioneros desempeñaron un importante papel en la aculturación del indígena, al poner un especial empeño en su incorporación a las actividades artesanales de tradición europea, como parte destacada de su educación. La escuela de San José de los Naturales, creada por los franciscanos en México, o las organizadas por el obispo Vasco de Quiroga en Pátzcuaro (Michoacán) son una constante referencia para comprender diferentes proyectos de vida para el indígena a partir de su incorporación al cristianismo. En ellos están presentes muchas de las ideas procedentes de los movimientos utópicos de la edad media y del renacimiento, que encontraron en América un terreno propicio para su puesta en práctica.

A los misioneros también les correspondió actuar como defensores de los indígenas frente al abuso de los encomenderos y los funcionarios, a los que recordaron continuamente que éstos eran sus iguales ante Dios. En 1511, el fraile dominico Antonio de Montesinos abrió la puerta a cientos de denuncias contra los malos tratos dados a los indios, al hacerlos públicos por medio de un sermón, cuya resonancia llegó hasta España. Para una parte importante del clero la evangelización era la única justificación de la presencia española en América y era deber de los monarcas españoles dedicar todo su esfuerzo a cristianizarlos. La discusión sobre este tema trascendental tuvo en fray Bartolomé de Las Casas, Juan Ginés de Sepúlveda y Francisco de Vitoria a sus figuras más destacadas; ellos desarrollaron a través de sus escritos un conjunto de doctrinas en las que se apoyaba la legitimación de la conquista desde diferentes perspectivas.



Descubrimiento de América

El "Descubrimiento de América" o "Encuentro de dos Mundos" (como dio por llamarse a este suceso con motivo del quinto centenario de la hazaña lograda por el navegante genovés Cristóbal Colón al mando de las tres carabelas la Niña, la Pinta y la Santa María), es y ha sido uno de los acontecimientos más importantes de los últimos siglos porque cambió el rumbo de la historia.

A continuación, una breve reseña de los principales acontecimientos que antecedieron y sucedieron a este importante evento:

A fines del siglo XV, el mundo se hallaba circunscripto a solo tres continentes: Europa, Asia y África.

El estado de adelanto en que se hallaba la ciencia geográfica, la náutica, la cartografía, las construcciones navales y los descubrimientos marítimos en el último tercio del siglo XV, coincidió en España con la conquista de Granada, último reducto de la dominación árabe, y la consecución definitiva de la unidad territorial y política, realizada por los Reyes Católicos. Luego de ocho siglos de lucha, la Reconquista remataba su triunfo con la expulsión del último rey Moro. Creadas las condiciones de un Estado vigoroso y consolidada la Reconquista material y espiritual, pudo romperse el cerco en que Portugal había querido encerrar a Castilla, y España se lanzó a las grandes empresas marítimas de la ruta del Occidente. El supremo artífice de estos últimos acontecimientos fue el aún hoy misterioso personaje llamado Cristóbal Colón. Navegante experimentado, en uno de sus viajes, luego de un percance, llega de insólita manera a Portugal. Concibió ahí su proyecto de navegar hacia el occidente. Propuso al Rey de Portugal, Juan II que se lo patrocinara, pero los altos dignatarios de la corte de Lisboa juzgaron y rechazaron su idea por falta de interés.

Luego de casi un año y medio de espera, en 1491, vuelve a tocar las puertas de La Rábida, y el Fray Juan Pérez, envió una carta a la reina Isabel donde proponía que se prestase atención a Colón en sus propuestas.

Con la aceptación de los Reyes, el 17 de abril de 1492 se firmaron en el campamento de Granada las históricas Capitulaciones de Santa Fe, en donde se concedía a Colón, el Almirantazgo de la Mar, el virreinato y gobierno de las tierras que se descubrieran, la justicia en los pleitos que se suscitasen, la quinta parte de las mercancías y la décima de los metales que se extrajeran. Además se le reconocía como socio de la Corona y se le autorizaba a pagar los gastos de la expedición con la octava parte.

Colón se dispuso rápidamente a preparar el viaje de las tres naves que se le habían concedido. La ayuda de los hermanos Pinzón fue decisiva. Como el Almirante, asociado de la Corona carecía de fondos, Martín Alonso Pinzón, vecino de Palos, se los facilitó. A Martín Alonso le acompañaron sus dos hermanos: Vicente Yáñez, que honró su apellido como explorador más adelante, y Francisco Martín. Iban también con ellos Diego Martín Pinzón, el Viejo, con sus hijos Bartolomé Martín y Arias Martín. El prestigio de estos nombres hizo que se enrolasen numerosos marineros. En la expedición de los 6 Pinzones, figura también el cántabro Juan de la Cosa, uno de los descubridores más famosos, y el primero de los cartógrados de América, propietario y maestre de la Santa María.


De las tres embarcaciones, sólo la Santa María fue contratada. Las dos carabelas Pinta y Niña iban por embargo. La Santa María era nao y no carabela; La Niña, aunque del mismo tipo, tenía la vela redonda; la Pinta sólo conservó su aparejo latino hasta Canarias. Allí se cerró el ciclo histórico de la carabela, aunque subsistió el nombre para hacerse inmortal.

El 3 de agosto de 1492, partió la primera expedición con rumbo a las Islas Canarias, desde el puerto de Palos de Moguer. Navegaron en alta mar y se interpusieron a las tempestades y percances que pudieran dar luz en el camino.

En la noche del 11 al 12 de Octubre, Colón y el marinero Pedro Gutiérrez divisaron una luz; en la madrugada siguiente, desde la Pinta, otro marinero: Juan Rodríguez de Triana, conocido luego como Rodrigo de Triana lanzó el ansiado grito de ¡Tierra!, primer anuncio del portentoso hecho: América había sido descubierta.

Colón creyó arribar la India, porque nunca pensó que existía un continente interpuesto entre Europa y Asia. Luego de los descubrimientos, Colón regresó a España para volver con más preparación para explorar, denominar y poblar las tierras. Lo que se conoce como colonización.

El Día de la Raza se denomina al 12 de Octubre en conmemoración al descubrimiento de América. Significó una nueva era en la antigua, un gran paso para la humanidad y el nacimiento de una nueva raza, la mestiza, que fue la fusión de españoles e indios.

Recordamos siempre esta aventura lanzada por el enigmático Colón, de quien hasta hoy día, se tienen dudas de su origen, pero se tiene guardada históricamente su hazaña: la de completar la faz de la tierra y mostrar al mundo, lo que antes faltábale descubrir.





domingo, 11 de octubre de 2009

EL EVANGELIO DEL DÍA DOMINGO

Evangelio según San Marcos 10,17-30.

Cuando se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?".
Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno.
Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre".
El hombre le respondió: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud".
Jesús lo miró con amor y le dijo: "Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".
El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!".
Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: "Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios!.
Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios".
Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?".
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible".
Pedro le dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido".
Jesús respondió: "Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia,
desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y, campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna.



Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.