martes, 13 de octubre de 2009

VII CAMINATA JUVENIL MISIONERA

JOVEN DISCÍPULO
VIVE EN COMUNIÓN
CON LA CREACIÓN
El cuidado de la creación. Un llamado apremiante

En todo el mundo, y también en nuestro país, hay evidentes y numerosos signos de que la crisis ecológica se está agravando. Una de las grandes preocupaciones mundiales es el llamado efecto invernadero, causado por el aumento de dióxido de carbono y otros gases en la atmósfera. Esto reduce la irradiación del calor al espacio, quedando atrapado como en un invernadero y produciendo de manera creciente el recalentamiento de la Tierra. Este fenómeno ha empezado a generar fuertes cambios climáticos: sequías, tormentas, inundaciones. Otra gran preocupación es la creciente reducción de la capa de ozono, causada por la alta contaminación del aire, sobre todo por los clorofluorocarbonos, lo que significa una menor protección contra los rayos ultravioletas. Los múltiples efectos de esta menor protección son dañinos y presentan un riesgo serio para nuestra salud.

El primer relato de la creación (Gn 1,1-30), ¿qué nos quiere decir?

La Biblia empieza con estas palabras llenas de fuerza: “En el comienzo Dios creó el cielo y la Tierra” (Gn 1,1). Lo cual, en el lenguaje bíblico, quiere decir: todo tiene su origen en Dios. Es Dios quien da inicio a todo lo que existe. En las últimas décadas del siglo pasado, las ciencias naturales, gracias a sus instrumentos de alta tecnología, han adquirido un conocimiento más profundo y exacto de la génesis del cosmos.
Los datos científicos manifiestan que nuestro universo se generó y sigue generándose gracias a una enorme inteligencia. Muchos científicos han sido profundamente tocados por lo que descubrieron; les ha llevado a creer en la existencia de Dios. En su lenguaje metafórico, la Biblia nos comunica que todo lo creado es referido a Dios y que existe una diferencia fundamental y saludable entre Dios y el mundo, entre Dios y sus criaturas.

Nos invita a tomar conciencia de que la vida– tanto la nuestra como la vida presente en la creación entera– nos es dada como un don y no como algo que nos pertenece. Somos llamados y llamadas a vivir en solidaridad con todo lo creado.

Hombre y mujer, “jardineros” de la creación (Gn 2,15) Doc. Aparecida: 470. Como discípulos de Jesús, nos sentimos invitados a dar gracias por el don de la creación, reflejo de la sabiduría y belleza del Logos creador. En el designio maravilloso de Dios, el hombre y la mujer están llamados a vivir en comunión con Él, en comunión entre ellos y con toda la creación.


El segundo relato de la creación pertenece al documento Yahvista. Es el más antiguo de ambos y está menos elaborado que el primero. En este relato se expresa el vínculo de la persona humana con la tierra al afirmar que el ser humano (adam) es formado de la tierra (adamah) –Gn 2,7-. En un lenguaje metafórico, el texto nos comunica una verdad profunda sobre nosotros mismos: que formamos parte de esta gran trama de la vida que es la naturaleza.

Y el texto usa otra metáfora muy bonita al describir la vocación del ser humano como la de “cultivar y cuidar el jardín de Edén” (Gn 2,15). Somos llamados y llamadas a relacionarnos con la creación y a tratarla a ejemplo de un jardinero. Un verdadero jardinero o jardinera establece una relación de cariño con su jardín, lo aprecia y lo cuida. Tiene un ojo para el conjunto de la vida, procura hacer todo a su alcance para que la vida en sus diferentes formas florezca, y toma precauciones frente a posibles daños. La imagen del jardín floreciente es una de las imágenes más usadas actualmente en la ética ecológica para reflexionar sobre la ubicación del ser humano en la gran red de la vida que es la naturaleza, y su responsabilidad por mantener la biodiversidad en la Tierra.

Encontrar las huellas de Dios en todas sus criaturas

A través de diferentes textos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, la Biblia nos invita a percibir cómo toda la creación es sostenida por Dios y es una expresión de su gran sabiduría. Un ejemplo de ello es el salmo 104,24: “¡Cuán numerosas tus obras, oh Señor! Todas las has hecho con sabiduría, de tus criaturas está llena la tierra”. Nos motiva a contemplar la creación con un sentido profundo de admiración por las múltiples formas de vida presentes en ella.

La biodiversidad en nuestro planeta es muy grande y una manifestación del despliegue tan rico de la vida. Una mirada atenta y contemplativa hacia la creación nos permite percibir como “Dios actúa en todas las criaturas como aquel que les da su existencia, su fuerza y su actividad”. Eso nos lleva a una comprensión sacramental de la naturaleza. “Desde la perspectiva bíblica podemos percibir la creación entera como un símbolo y una parábola de Dios. En las criaturas podemos experimentar su presencia. Todas las criaturas son signos que apuntan hacia Dios, signos limitados que apuntan al Dios ilimitado y sin fin. Muchos místicos y místicas como, por ejemplo, san Francisco de Asís, san Juan de la Cruz, y otros, han sabido vivir con esa sensibilidad hacia el misterio de la vida que bulle en la naturaleza y, por ende, la naturaleza como lugar de encuentro con Dios. Ellos han tenido oídos finos para escuchar como la naturaleza nos “habla” de Dios. En su actitud de respeto profundo y reverencia hacia la creación, nos pueden enseñar mucho hoy día. Necesitamos recuperar esa actitud y esa relación con la naturaleza, tan distinta de una relación violenta, marcada por el utilitarismo y la explotación sin frenos de los recursos de la Tierra.

La unión entre el “amor a Dios” y el “amor a sus criaturas”

En el cristianismo estamos muy acostumbrados a recalcar la unión entre el amor a Dios y el amor al prójimo. Frente a la grave crisis ecológica actual urge que tomemos conciencia de lo siguiente: “No sólo existe una unión entre el amor a Dios y el amor al prójimo, sino también entre el amor a Dios y el amor a su creación o, dicho con mayor precisión, existe una unión entre el amor a Dios y el amor a sus criaturas, hasta las más pequeñas y humildes”. Hoy podríamos ampliar la frase de 1 Jn 4,20: “El que dice que ama a Dios y maltrata su creación –expresión de su amor creativo, tierno y solícito-, es un mentiroso”.

El maltrato de la creación, expresión del pecado

La Biblia identifica el pecado con la ruptura de relaciones de comunión y solidaridad, no sólo entre Dios y las personas y entre las personas mismas, sino también entre las personas y las demás criaturas. Un ejemplo de ello es el relato del diluvio en Gn 6-9. En un lenguaje metafórico, este relato narra como sucesivamente la tierra es transformada de espacio de vida a espacio de muerte por los efectos del pecado. También en Oseas 4,3 se establece un vínculo estrecho entre la falta de conocimiento de Dios, la deficiente solidaridad, la inestabilidad política, las prácticas deshonestas y como consecuencia , los desastres ecológicos. “Por eso, la tierra está de duelo, desfallecen todos sus habitantes; los animales del campo, las aves del cielo y hasta los peces del mar desaparecen”.


Dios presente en el sufrimiento de sus criaturas

Aquí conviene recordar que la persona humana no es el único objeto del interés y del amor solícito de Dios. Dios ciertamente no es indiferente al hecho de que, por nuestra avaricia y nuestras ansías de poder y dominio, estamos dañando seriamente su creación, causando cada año la extinción definitiva de toda una serie de plantas y animales. Sólo durante las últimas dos décadas, en la Amazonía brasileña, la mayor reserva mundial de bosque húmedo, se han talado 426,361 kilómetros cuadrados! de bosque. Estos bosques albergan una enorme biodiversidad. Su talado indiscriminado es una amenaza para la supervivencia de muchas especies, de manera directa por el cambio de su hábitat e indirecta por los cambios climáticos .

Doc. Aparecida: 475. Crear conciencia en las Américas sobre la importancia de la Amazonia para toda la humanidad.


Conversión necesaria: aprender a vivir en solidaridad con todas las criaturas

En su mensaje del 1 de enero de 1990 sobre la ecología, el papa Juan Pablo II identifica la crisis ecológica como un problema moral que tiene como raíz la falta de respeto por la vida. Una salida de esta crisis requiere una profunda conversión en nuestra forma de pensar en nuestras actitudes y en nuestra práctica. Exige de nosotros un cambio en la manera de percibirnos a nosotros mismos y nuestro lugar en la creación, es decir, la superación de nuestro antropocentrismo.

El antropocentrismo es expresión de una actitud arrogante frente a las otras criaturas. Eso nos prohíbe el seguir imponiéndonos a costa de otras criaturas y nos exige respetar los dos principios ecológicos fundamentales: la interdependencia y la sostenibilidad ecológica.. El principio de interdependencia nos recuerda que lo que hacemos o dejamos de hacer afecta a las otras criaturas, pues todos los miembros de una comunidad ecológica, que es la gran comunidad de vida en nuestra tierra, están conectados en un tejido gigantesco y complejo de relaciones, la trama de la vida.


Doc. Aparecida: 471: Las generaciones que nos sucedan tienen derecho a recibir un mundo habitable y no un planeta con aire contaminado.

La reflexión del tema ecológico, unido a nuestra actitud cristiana nos impulsa a asumir el cuidado de la creación y la promoción de la justicia ecológica como una responsabilidad personal y comunitaria. Eso implica la disponibilidad a revisar continuamente nuestro estilo de vida, si es ecológicamente sostenible o no lo es, y a seguir educándonos en la responsabilidad ecológica.,

TRABAJO EN GRUPO:
1– ¿El uso de los recursos de la tierra y el trato que damos al medio ambiente son ecológicamente sostenibles?
2– Que significa para mi: respetar la naturaleza, pensando que ¿esta es seguridad para el futuro?
3– La “ basura “ es hoy día un gran problema. ¿Se el lugar correcto para depositarla?


INFORMACIONES: Dia 25 de octubre –Domingo

1- Punto de llegada: IGLESIA LA PASTORA– 7 am - Bus por la Baralt/ Puerta Caracas
2- Ropa deportiva.
3- Agua y merienda ( para todo el día).
4- Paragua o Impermeable.
4- Pasaje desde la pastora hasta el inicio de la caminata (8,00, ese valor puede variar, no depende de los responsables de la caminata)
5– signo de la caminata: Franela
Contacto: P. Claudio 0414 3725252- Hna Ines 0416 708 6826 — José Luís 0416 9364097

CRITERIOS:
1– Ir desayunados
2- Portar un signo de su grupo (franela, pancarta o estandarte)
3- Ayudar a mantener el ambiente de peregrinación, camino con Jesucristo ( participación con cantos, gestos litúrgicos).
4- Evitar el consumismo a lo largo de la caminata, no parar en las bodegas.
5- Por grupo llevar instrumento musical ligero.
6-Llevar signos de las caminatas anteriores.
7- No separar-se de SU GRUPO, uso discreto de celulares.
8-Preparar 2 copias de lista de los grupos con C.I. y responsable con el celular.


¡Mucho ánimo y espíritu Misionero.!



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