miércoles, 19 de noviembre de 2008

LA GREY CAMINÓ Y ORÓ AYER JUNTO A SU PATRONA


A las 7:38 de la noche salió la procesión al ritmo de Chinita de Maracaibo y gaitas
Texto: Mariana Albarrán Pasini
Foto: Alberto Alvarado

La procesión patronal visitó a los habitantes de El Saladillo. Las flores y gaitas no faltaron en el peregrinar.

Cuando el día cedía su turno a la noche, más de seis mil almas aguardaban, ayer, el encuentro con la reliquia chiquinquireña y su carroza. A las 7:30 .... de la noche, el deseo de la multitud se cumplió. María del Rosario de Chiquinquirá, lucía sus mejores galas, con su corona de 10 kilos de oro, los ángeles custodios y el cetro, para salir a las calles de su barriada, donde la fe y orgullo de venerar a la Madre de Dios, brotaban por doquier.

El aroma a rosas acompañó a los fieles en el recorrido de cuatro horas por los alrededores de San Juan de Dios. Las banderas blancas y celestes enarboladas en los ventanales coloniales y las gaitas de Ricardo Aguirre, indicaban que por allí pasaría la procesión.

“Aunque no vivo en El Saladillo. Vengo todos los años a la calle El Recreo para ver a la Reina Morena”, indicó María Chiquinquirá de López, de 62 años y habitante de la urbanización La Estrella.

Dos columnas de Hijas de María y un ejército de Servidores, se encargaron de acompañar a la Dama de El Saladillo, mientras recibía los tributos de sus hijos.

“Tengo el corazón agitado, tan sólo de ver el retablo. Si puedo acercarme a la carroza le imploraré por la salud de mi hijo. Sé que ella me comprenderá”, dijo Victoria de Márquez, entre una lluvia de flores.

Las peticiones y promesas no cesaron en un instante. Mujeres de todas las edades vestidas de manta guajira, niños vestidos de ángeles y personas con la imagen de la Virgen zuliana, destacaban en la multitud.

“Es un verdadero milagro caminar bajo el mesón. La oración nos ayuda a movernos casi a oscuras”, precisó Jorge Vílchez, vicepresidente de la sociedad Servidores de María.

Los fieles católicos acompañaron hasta casi entrada la madrugada a la Patrona, por la avenida Padre Áñez, El Recreo, Navarro, Padilla y Los Andes. Los habitantes de la la calle Celis, también recibieron a la visitante.

El pueblo se encontró ayer con su Reina, como ha sucedido en los últimos 266 años. La cita se repetirá el sábado 29 de noviembre, cuando se realice la procesión parroquial.



cientos de niños fueron presentados Ayer ante la Chinita, en la basílica
“Le pedí a la Virgen por los niños que sufren”


Los pequeños llegaban de todos los estados del país. Agradecían por favores concedidos.

Mélida Briceño

¡Gloria a ti, casta Señora, de mi pueblo, bravo y fuerte, que en la vida y en la muerte, ama y lucha, canta y ora!

Ese que suena es el himno a la Virgen de Chiquinquirá que ayer —en su día— cientos de feligreses coreaban en las afueras de la Basílica. Pero lo realmente asombroso de la festividad religiosa, era la cantidad de niños y jóvenes que, mientras eran presentados ante la Virgen por primera vez, se unían al canto con la grandeza del fervor.

“¡Allá veo a la Virgen mami, que viva la Virgen!”, decía la pequeña Yalein Chiquinquirá Soturno, de tan sólo cuatro años. Su madre la llevaba de la mano y ella hacía el esfuerzo para soltarse e ir hasta el retablo de la Chinita. Finalmente lo hizo y uno de los servidores de María la presentó, elevándola hasta la imagen.

Desde las 8:00 de la mañana empezaban a llegar las familias a la Basílica con sus niños, nietos, sobrinos. Vinieron de varios estados del país, unos con intenciones de pagar por los favores concedidos, otros por tradición.

“Salimos a las 6:00 de la mañana de El Moján, esta vez trajimos a mi hermanito de cinco meses de nacido, mi madre siempre nos trae para que la Virgen nos de su bendición. Es una presentación que se ha convertido en tradición para nuestra familia, y como cada año hay un integrante nuevo. Somos una familia wayuu muy extensa”, relataba Delia González, de 15 años, y que se considera una fiel devota de la Chinita.

Ya cuando eran cerca de las 12:00 del mediodía, Mariana Ramírez, de 10 años, logró saludar a la Chinita y dijo: “Lo primero que pensé al tenerla frente a mí fue pedirle por los niños que sufren, que no los desampare”.

Otra de las visitantes es la pequeña Isabel Sánchez, de siete años, a quien se le sentía emocionada porque sus padres la trajeron desde Trujillo a conocer a la Virgen. Llegaron a eso de las 10:00 de la mañana y pensaban que Chavela —como le dice su padre— no vería a la Virgen por la inmensa cantidad de personas que hacían las kilométricas colas.

“Esperamos como una hora para poder acercarnos. Fue un momento muy hermoso, como soy pequeña, me levantaron los señores vestidos de blanco, fueron muy amables. Sentir tan cerca a la Chinita fue algo bonito”, confesó la pequeña Isabel, con una plática de casi un adulto.

La cantidad de niños indígenas que visitaban el templo era impresionante. Una de las madres, María Rosa Montiel, llevaba a su pequeño Miguel Ángel, de cuatro meses de nacido, a que la Virgen morena le diera la bendición y también a agradecer porque casi fallecía en el momento del parto.

Los que aún no han llegado al mundo también hiceron su cola para saludar a la Chinita. Pues decenas de mujeres embarazadas llegaban con ofrendas para que sus hijos nazcan con la bendición de la patrona.

El encuentro de los pequeños con Nuestra Señora de Chiquinquirá fue realmente emotivo, lleno de inocencia, ver la fe en los ojos de cientos de niños es la extrema ternura.


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