lunes, 1 de septiembre de 2008

HUMOR CON AGUA BENDITA


Una maestra discutía con un estudiante cristiano y le decía, "Pero José, ¡está científicamente comprobado que un pez no se puede tragar a una persona! Y José le contestaba, "Maestra, usted se equivoca. ¡La palabra de Dios dice que un pez se tragó a Jonás!" Ella le respondió, "¡No debes de creer en esas cosas, porque ya te dije que estaba científicamente comprobado que eso no puede ser!" José, enojado, dijo a su maestra, "Cuando yo muera y vaya al cielo, ¡le preguntaré a Jonás!" Y la maestra, que no creía en Dios, le dijo, "¿Así? ¿Y qué pasa si ese tal Jonás está en el infierno?" José le contestó inmediatamente, " ¡Entonces pregúntele usted!"

El cura le dijo a la congregación, "Hermanos míos, hoy les traigo dos noticias - una buena y otra mala. La buena noticia es que vamos a remodelar y ampliar la iglesia," a lo que los hermanos aplaudieron muy alegres. "Y la noticia mala," dijo el padre, "Es que el dinero para la remodelación lo tienen ustedes en sus bolsillos."

Una madre le dijo a su hijo: “Por tercera vez te digo, ¡levántate, que llegarás tarde a la iglesia! Te daré tres motivos para hacerlo rápidamente: Primero, tienes las llaves de la iglesia; segundo, la Biblia nos dice que no dejemos de asistir como algunos tienen por costumbre; y tercero, ¡ERES EL PADRE!”

Dios le dijo a Adán, “Te voy a dar una compañera. Nunca va a estar de mal humor, sus guisos siempre van a estar sabrosos, siempre te va a servir sin quejarse, nunca se va a engordar y no se va a enojar, y le va a gustar ver el fútbol contigo.” “Excelente,” dijo Adán, “¿Cuánto me va a costar?” Dijo Dios, “Un ojo y una pierna.” Pensándolo, Adán preguntó, “¿Y qué me darías por una costilla?”

Un pastor visitó a uno de sus miembros. Después de tocar la puerta un buen rato, nadie salió. El pastor se fue, dejando su tarjeta con la cita bíblica de Apocalipsis 3:20: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, cenaré con él, y él conmigo.” De rato, salió el hermano y vio la tarjeta. Se fue a buscar al pastor, pero tampoco lo encontró, a lo que también dejó su tarjeta con la cita de Génesis 3:10: “Escuché tu voz en el jardín, pero me escondí, porque estaba desnudo.”

Un grupo llegó a una iglesia, el grupo cantó y tocó hasta la medianoche. Toda la iglesia se fue, porque el grupo tocó demasiado. Sólo un hermano se quedó, esperando hasta que el grupo terminara. Entonces, el grupo le dijo al hermano: “Gracias hermano, porque usted sí alaba a Dios.” El hermano respondió: “No hermanos, es que a mí me toca cerrar la iglesia, y por eso me quedé.”

“Niños, ¿a qué le tienen miedo?” preguntó el catequista, para introducir a su clase al tema. Jaime respondió, “Yo le temo al ‘malamén.’” El maestro, extrañado, le preguntó, “¿Qué es eso?” Jaime lo miró y le dijo, “No estoy muy seguro, pero debe ser terrible, por que mi mamá siempre dice al final de su oración, ‘líbranos de tentación y del mal-amén."



No hay comentarios: