viernes, 2 de noviembre de 2007

DIA DE TODOS LOS SANTOS Y TODOS LOS DIFUNTOS


El Día de Todos Los Santos es una solemnidad cristiana establecida en honor de Todos los Santos, conocidos y desconocidos, según el papa Urbano IV, para subsanar cualquier falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los creyentes.

En los países de mayor tradición católica se celebra el 1 de noviembre; mientras que en la Iglesia Ortodoxa se celebra el primer domingo después de Pentecostés; además también la celebran las Iglesias Anglicana y Luterana, que veneran a todos los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario litúrgico.

La Iglesia Primitiva acostumbraba a celebrar el aniversario de la muerte de un mártir en el lugar del martirio. Habitualmente los grupos de mártires morían el mismo día, lo cual llevó naturalmente a una celebración común. En la persecución de Diocleciano, el numero de mártires llegó a ser tan grande que no se podía separar un día para asignársele. Pero la Iglesia, sintiendo que cada mártir debería ser venerado, señaló un día en común para todos. La primera muestra de ello se remonta a Antioquia en el domingo antes de Pentecostés.

También se alude a lo de un día en común en un sermón de San Efrén el Sirio en el año 373. En un principio solo los mártires y San Juan Bautista eran honrados por un día especial. Otros santos se fueron fijando gradualmente y se incrementó cuando el proceso regular de canonización fue establecido; aún, a principios del año 411 había en el Calendario una “Commemoratio Confessorum” para el viernes de los cristianos orientales. En la Iglesia de Occidente, el papa Bonifacio IV, entre el año 609 y 610, consagró el Panteón en Roma a la Santísima Virgen y a todos los mártires, dándole una onomástica.

Gregorio III (731-741) consagró una capilla en la Basílica de San Pedro a todos los Santos y arregló el aniversario para el 1 de noviembre. La basílica de los Apóstoles que ya existía en Roma, su dedicación se recordaba anualmente el 1 de Mayo. Gregorio IV extendió la celebración del 1 de Noviembre a toda la Iglesia, a mediados del siglo IX. La vigilia parece haber sido llevada a cabo antes que la misma fiesta. Y la octava fue sumada por Sixto IV en el siglo XV.

Esta vigilia se hizo, sin embargo, coincidir con la celebración pagana de Samhain el 31 de octubre , ahora llamado Halloween (nombre que proviene de la frase "All hallow\"s Eve" o "Víspera de Todos los Santos" entre los anglosajones), que marcaba el final del año celta. En esta fecha se celebraba entre los antiguos, la apertura dimensional entre el mundo tangible y el mundo de las tinieblas. Y que nunca ha tenido que ver con la fiesta cristiana de Todos los Santos.
La conmemoración de los Fieles Difuntos, popularmente llamada Día de Muertos o Día de los Fieles Difuntos, es una solemnidad cristiana que tiene lugar el día 2 de noviembre, cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.

La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2° de los Macabeos en el Antiguo Testamento dice:"Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados" (2Mac. 12, 46);Y siguiendo esta tradición, en los primeros días de la Cristiandad se escribían los nombres de los hermanos que habían partido en la díptica, que es un conjunto formado por dos tablas plegables, con forma de libro, en las que la Iglesia primitiva acostumbraba anotar en dos listas pareadas los nombres de los vivos y los muertos por quienes se había de orar.

En el siglo VI los benedictinos tenían la costumbre de orar por los difuntos al día siguiente de Pentecostés. En tiempos de san Isidoro († 636) en España había una celebración parecida el sábado anterior al sexagésimo día antes del Domingo de Pascua (Domingo segundo de los tres que se contaban antes de la primera de Cuaresma) o antes de Pentecostés.

En Alemania cerca del año 980, según el testimonio de Widukind, abad de Corvey, hubo una ceremonia dedicada a la oración de los difuntos el día 1 de octubre, fecha aceptada y bendecida por la Iglesia.San Odilón u Odilo en el año 980, abad del Monasterio de Cluny, en el sur de Francia, añadió la celebración del 2 de noviembre como fiesta para orar por las almas de los fieles que habían fallecido, por lo que fue llamada "Conmemoración de los Fieles Difuntos". De allí se extendió a otras congregaciones de benedictinos y entre los cartujos; la Diócesis de Lieja la adoptó cerca del año 1000, en Milán se adoptó el siglo XII, hasta ser aceptado el 2 de noviembre, como fecha en que la Iglesia celebraría esta fiesta.

En la Iglesia Católica En la Iglesia Católica, para esta celebración, se recita el Oficio de Difuntos y las Misas son de Réquiem, excepto cuando el 2 de noviembre cae en domingo, pues no se puede celebrar misa de exequias o de difuntos en domingo, razón por la que los cristianos orientales celebran esta fiesta en sábado, aunque puede pasarse al 3 de noviembre.
En España, Portugal y América Latina es tradición que los sacerdotes celebren tres misas ese día. Una autorización parecida se solicitó para todo el mundo al Papa León XIII, pero aunque no la otorgó, sí ordenó un Réquiem especial en 1888.

En las Iglesias Ortodoxas Entre los cristianos orientales hay varios días dedicados a la oración por los difuntos, muchos de ellos caen en sábado, durante el tiempo de la Cuaresma o Pascua. En el rito de la Iglesia Ortodoxa Griega, esta fiesta se celebra en la Víspera de la Sexagésima, o en la Víspera de Pentecostés. Mientras que la Iglesia Armenia, celebra la "Pascua de los difuntos" al día siguiente de Pascua de Resurrección.En la Iglesia Serbia hay también una Conmemoración de los difuntos, celebrada el sábado siguiente a la fiesta de la Concepción de san Juan Bautista (23 de septiembre).

En el Protestantismo Durante la Reforma protestante, la celebración de los Fieles Difuntos fue concentrada con la de Todos los Santos por la Iglesia Anglicana, aunque fue remozada por ciertas Iglesias conectadas con el Movimiento de Oxford en el siglo XIX.
Entre algunos protestantes no anglicanos la tradición ha sido mantenida firmemente. A pesar de la influencia de Lutero, que abolió esta celebración en Sajonia y de las penas eclesiásticas luteranas, perdura esta celebración en la Europa protestante.

Otras Iglesias, como las evangélicas o los testigos de Jehová, no celebran alguna fiesta análoga en memoria de los difuntos.

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