martes, 27 de abril de 2010

¿Qué es misión?

¡La fe se fortalece dándola!

Nuestra opción por Dios y por el prójimo debe expresarse particularmente en la conversión a la comunión, a la solidaridad y a la misión que trataremos en esta unidad.

¿Qué es misión?

Entendemos por Misión, el Anuncio de Jesús y su Evangelio, la construcción de la Iglesia local y la promoción de los valores del Reino a las personas, a las situaciones humanas y sociales nuevas, a las culturas, etc.; que aún no han recibido la Buena Nueva o han perdido el sentido vivo de su fe; distinguiéndola de los otros servicios eclesiales como la atención pastoral de los fieles.

Tipos de Misión:

La misión es una sola pero se distingue entre misión local o ad intra y ad gentes.

Misión ad Intra: Espacio de tiempo fuerte para la puesta en marcha o reanimación y revitalización de un plan pastoral en un determinado espacio eclesial: Comunidad eclesial de base, Parroquia, Decanato, Zona o Diócesis.

Misión ad Gentes: Esta misión de la Iglesia es única, aunque conoce varias modalidades, las cuales no dependen de su naturaleza, sino de las circunstancias. Las iniciativas evangelizadoras que se comprenden bajo el nombre de misiones tienen como objeto fundar nuevas Iglesias, autóctonas tan pronto como sea posible, con propia jerarquía, de forma que puedan contribuir al bien de la Iglesia una y universal.

Es todavía inmensa la labor misional pendiente. Un gran número de hombres desconoce el mensaje evangélico. Son muchos los que permanecen separados de él. Algunos incluso niegan a Dios. Para anunciar el misterio de salvación, la iglesia debe insertarse en todos los grupos humanos.

Partes de una Misión

Por la obra del espíritu que siempre acompaña “el vivir y el crecer de su Iglesia” existe en nuestros días un maravilloso abanico de maneras de misionar.
Estas modalidades encierran, necesariamente tres momentos que, todos unánimemente designan como:


Pre Misión

Hablar de Pre-Misión, es hablar del tiempo que antecede a la Misión y que esta destinado a hacerla posible, fácil y fructuosa. Una misión no preparada, puede producir los mismos efectos que lanzar un atleta al estadio, sin previo precalentamiento. Brevemente recordamos algunas cosas que deben ser tomadas en cuenta.

Ambiente de Oración:

Es necesario crear un ambiente de oración. Es el Espíritu el que allana el camino y el espíritu del Señor llega sólo a través de la plegaria.
Aceptada pues, la venida de la Misión, la Comunidad entera debe entrar en un clima de oración. Es un período similar al que precedió a la venida del espíritu santo, el día de pentecostés: “Los Apóstoles perseveraban en la oración junto con María, la Madre de Jesús” (Hech 1,14)

Visita Domiciliaria:

Es importante una visita domiciliaria realizada por los más comprometidos de la Comunidad. Dicha visita se realizará con los siguientes objetivos:

Avisar el día preciso de la llegada “del paso del Señor”: La Misión

Repartir un volante con la oración por la misión, inculcando, al mismo tiempo, la necesidad de rezarla diariamente en familia;

Entregar un Póster alusivo a la misión, con el Lema de la misma y con las fechas en que se realizará la misión. Puede ser de mucha utilidad que el Póster elegido, sea confeccionado por los niños o jóvenes del lugar

Esta visita es como el trabajo realizado por Juan Bautista para anunciar la venida del Salvador (Mc 1,1-6)

Preparación de los Misioneros:

o Si la Comunidad que recibe la Misión debe entrar en un clima de oración al
Padre, solicitando sus gracias de conversión y santidad, con mayor razón tiene que hacerlo los misioneros que llegarán haciendo el papel de Jesús:
“traer la Buena Nueva a los pobres, anunciar a los cautivos la libertad y a los ciegos que pronto van a ver, despedir libres a los oprimidos y proclamar el año de la gracia del Señor (Lc 4,18-19)

Existen dos tipos de preparación:

o Preparación Remota: Es indispensable la preparación remota de los misioneros a través de una vida comprometida con una comunidad cristiana concreta. Ellos deben tener experiencia del Dios que anuncian; de la vida de fraternidad y de lo que significa el trabajo por la construcción de un mundo mejor. Su acción debe ser planificada y evaluada por la comunidad que los elige y los envía en misión.

Preparación Próxima: Sea que los misioneros hayan sido elegidos entre los miembros de su propia comunidad o traídos de otra comunidad local o ambiental, la preparación próxima requiere:

  • Oración, cariño y preocupación por los que el Señor les va a confiar

  • Integración total del equipo misionero

  • Estudio, con el grupo y con el Señor, del temario elegido para la misión

  • Reflexión sobre la realidad socio-económica, religiosa y cultural del lugar que se va a misionar

  • Preparación esmerada de las dinámicas y diversas celebraciones de la Palabra

  • Programación cuidadosa de cada uno de los actos de la misión

  • Estar preparados para enfrentar los imprevistos.
El espíritu de esta preparación tiene que ser siempre muy comunitario, lleno de alegría y optimismo. Los misioneros deben tener el pleno convencimiento que el “Señor estará con ellos” en toda circunstancia y siempre deben trabajar con la conciencia de que la cosecha queda en manos del Señor, quién sabrá de los frutos a su debido tiempo. San Pablo dice: “Yo planté, Apolo regó, pero Dios hizo crecer. Y no cuentan ni el que planta, ni el que riega, en comparación con Dios que hace crecer” (1Co 3,6-7)

Misión


Envío de los Misioneros

“Id también vosotros” la llamada no se dirige sólo a los Pastores, a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas, sino que se extiende a todos: también los fieles laicos son llamados personalmente por el Señor, de quien reciben una misión a favor de la iglesia y del mundo.

“Id y haced discípulos de todos los pueblos enseñándoles a cumplir todo lo que yo os he mandado, dice el Señor.
Y yo estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo” (Mt 28,20)

Con la llegada de los misioneros y la solemne ceremonia del envío cada equipo va al lugar de trabajo procurando iniciar las actividades en un ambiente de entusiasmo, lleno del colorido propio de las fiestas populares.
Para la formación de una comunidad de alegría, de trabajo y de oración es muy fácil realizar una convivencia. Su finalidad es integrar a los misioneros que vienen de lejos, con las personas del lugar que se han destacado en la preparación de la misión

Instalados en el hogar, que les ha abierto las puertas, deben adaptarse a él con gran delicadeza y sencillez de espíritu. Los componentes de ese hogar serán su familia durante los días de la Misión. Una imprudencia en este momento, no sólo causaría molestias a los organizadores, sino que pueden matar la Misión al inicio. “Querer y darse a querer” es la consigna en tales circunstancias.


Reunión del equipo misionero:

Según las condiciones del programa la mañana pertenece al equipo. Es el tiempo de la hermosa amistad; de la convivencia; de la evaluación de lo que se hizo el día anterior; de la programación del trabajo de la tarde y de la oración fervorosa.

Si los integrantes del equipo no se conocían antes, es el momento de presentarse y de indicar, con sencillez, las cualidades cada uno puede poner a disposición del grupo de trabajo. Todos deben tener presente que el Señor nos ha dado diferentes carismas; facilidad para visitar las casas; fidelidad para transmitir mensajes; entonación para el canto; disposición para tocar algún instrumento; simpatía para animar las reuniones. Ser sinceros y auténticamente agradecidos con el Señor es fundamental en el momento de la presentación para poder programar los pasos siguientes.

Ojalá que alguien recuerde, en la reunión, que es necesario entregarse de lleno al trabajo pero que la jornada tiene varios días de duración. Hay que saber dosificar las energías porque, de lo contrario, los misioneros estarán agotados, justamente en los últimos días, que generalmente son los más pesados.

Visita a las Casas

Las visitas domiciliarias son un momento clave del inicio de la Misión. Las de la mañana suelen tener el inconveniente de que las dueñas de casa están ocupadas de la limpieza y del almuerzo.

Por la tarde hay que tomar en cuenta las teleseries que atraen a muchas personas. Pese a esto, no debe quedar puerta que no se golpee. Todos deben tener su oportunidad. Repartido convenientemente el sector, cada familia tiene derecho a escuchar las Palabras del Señor: “La paz. Sea en esta casa”

Si las puertas se abren y reciben la invitación para entrar, preséntense los misioneros con sencillez y alegría: Nos envía la Comunidad…

El Párroco desea saludar, por nuestro intermedio, a los miembros de esta familia e invitarlos a la Santa Misión.

Luego interésense con cariño por los componentes de la familia; pregunten sus nombres, invítenlos a participar en la Misión y explíquenles con claridad, los diversos actos que se desarrollarán y los horarios de los mismos


La Misión de los Niños:

Quienes hayan quedado encargados de la Misión de los niños, asuman su responsabilidad con gran interés. Deben estar en sus puestos a la hora señalada aunque no haya llegado ningún niño

Al atender a la infancia, realicen su trabajo a conciencia, teniendo en cuenta que fuera de catequizar a los niños enseñándoles a conocer y amar al amigo Jesús, está formando a cada uno de ellos a un pequeño misionero. Este volverá a casa entusiasmado con la Misión y motivará a sus padres para que asistan a las reuniones de la noche.

Los cantos, los juegos, los slogans, los gritos harán entrar a los pequeños “en ambiente”. Será tiempo propicio para entregarles los contenidos preparados por ellos.

Ténganse en cuenta los diferentes horarios escolares. Si es necesario poner un horario de Misión también por la mañana, hay que hacerlo. La consigna es atenderlos a todos.

La Misión de Adultos:

Fijada estratégicamente la hora de la Misión de adultos, el misionero esté puntualmente en el lugar señalado recibiendo, saludando e instalando a la gente lo más cómodamente que se pueda. Procure que en el arreglo de la sede o capilla y en la recepción de los asistentes, participen personas del lugar. Luego de la conveniente ambientación, entregue el mensaje señalado para el día. Hágalo de la manera programada por el equipo.

No olvide que el Mensaje es la Palabra de Dios y tiene que proclamarla de manera digna. Para eso lo ha preparado y reflexionado, con anticipación. Pida al Señor que ponga en sus labios lo que ha de decir y luego entregue la Buena Noticia con clama y seguridad.

Momento vital de las jornadas misioneras es el “Encuentro” en vivo y en directo con el Señor sea por una celebración de la palabra o de la Eucaristía.

Preparada la Misión en equipo y con gran esmero, deben quedar claramente indicados no solamente los cantos, lecturas bíblicas, oraciones y ceremonias sino que también su orden correspondiente y las personas encargadas de su realización. Debe evitarse toda vacilación, todo tropiezo.

Es muy importante solicitar la participación de los hermanos del sector misionado. Es menester que ellos se vayan habituando a componer el guión de una celebración y a proclamar en público la palabra de Dios

Hay que asegurar la dignidad, la profundidad, la continuidad y la variedad en este momento misionero en que el Señor se hace presente de manera especialísima. Los momentos de silencio son muy aconsejables en este tiempo dedicado a la comunicación más directa con el Padre Dios.

Reuniones Especializadas:

Puede ser que después de la Misión de los adultos haya que realizar reuniones especializadas con jóvenes, matrimonios, obreros, profesionales, etc.

La Pre-Misión ha debido preparar las ambientaciones, los temarios, las dinámicas.

El equipo designe al encargado de prestar este servicio y apóyelo con generosidad. Prepárese el misionero con esmero estudiando bien su tema, rezando y solicitando la ayuda de sus compañeros.

De todos modos, tenga en cuenta que, la mejor manera de comunicarse con los demás, es amándolos y esforzándose por entregar lo mejor de sí y de sus experiencias. En esta ocasión, un diálogo iniciado con quienes le escuchan es sumamente enriquecedor para todos. Además ayudará a los asistentes a perder el temor de hablar y darse cuenta de que son capaces de aportar algo de provecho. Cuando partan los misioneros, podrán solos continuar con estas reuniones comunitarias.

En todo caso, entregue su mensaje con mucha confianza y seguridad. En ese momento él tiene una gracia especial de Dios para que su palabra sea bien recibida y acogida por sus hermanos.



Post- Misión

Como todo regalo de Dios, la Misión puede ser fácilmente echada al trajín, o no aprovechada suficientemente. Puede llegar a convertirse en tizón que humea, pero no resplandece ni ilumina, ni menos enciende y calienta.

En realidad el trabajo verdadero comienza cuando los misioneros parten. Es el momento propicio para revisar, con atención, las evaluaciones, apuntes, notas y comunicaciones dejadas por los misioneros.

Los pastores de todos los días, animadores, párrocos y religiosos, reúnanse con sus equipos pastorales para hacer esa revisión, Conéctense, cuanto antes, con las personas que han despertado al Señor durante esos días de gracias. Soliciten con interés su cooperación y entréguenles, de inmediato, cualquier responsabilidad que los comprometa con un servicio a la Comunidad, por pequeño que sea.

Revisión del plan Pastoral:

Con el retorno de los misioneros a sus actividades habituales, llega el instante de revisar el plan pastoral ordinario y analizar y programar los elementos nuevos que la Misión ha dejado para vitalizarlo.

Si este plan no existe o no hace vibrar el corazón del Pastor es muy probable que la Misión sólo haya sido un maravilloso tiempo de fuegos artificiales.

Con el alejamiento de los “Pastores de ocasión” la comunidad misionera debe probar sus propias fuerzas. Es necesario continuar con reuniones periódicas como las efectuadas durante la Misión. Léase y coméntese en ellas, la Palabra de Dios y revísese la vida comunitaria realizando estos encuentros con cánticos y oraciones.

No es Comunidad cristiana la que se encierra en sí misma sin tener ninguna proyección social. Por eso es muy importante reflexionar en el aporte que los hermanos están dando, a la promoción humana y a la transformación del sector misionado.


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