sábado, 31 de enero de 2009

SOMOS MISIONEROS!!!!

¿Qué sentido tiene la Misión?
Por Joaquín Piña y Batllevell, obispo de la Diócesis de Yguazú

“... No se condena nadie que esté de buena fe en otra religión, y viva de acuerdo a ella... Libremente, claro está. El Evangelio debe ser anunciado, propuesto, no impuesto”

Hermanos y amigos:

¿qué son las Misiones?
Evidentemente que este título va mucho más allá que nuestra pequeña y querida Provincia de Misiones. Que si se llama así es porque aquí tuvo el escenario, o epicentro de una gran experiencia misional de los Padres Jesuitas, entre nuestros hermanos originarios, los guaraníes.

Misión, o misiones, literalmente quiere decir el envío. El misionero no es un aventurero, sino un hombre, o una mujer, que se siente enviado por Dios, -generalmente por medio de la Iglesia-, para anunciar a los demás una buena noticia. La noticia del amor de Dios.

Para lo cual, generalmente no hará falta salir de su propio país. ¡Tenemos aquí muy cerca tantos que no conocen este amor de Dios! (Yo desconfío del que dice que quiere ir a evangelizar lejos, y no es capaz de evangelizar aquí, al que tiene a su alcance)

Pero claro que hacen falta también quienes estén dispuestos a dejarlo todo, -su Patria, su familia, su cultura, sus amistades-, para ir lejos, a anunciar a Jesús a quienes todavía no le conocen. En ambientes, tal vez, hostiles, o muy difíciles.

Tanto Monseñor Juan Rubén, como el Obispo de Yguazú, ya han dicho muchas veces que nuestras Iglesias, que un día fueron “misionadas”, -recibieron de otras Iglesias más antiguas el don de muchos misioneros que vinieron a evangelizar entre nosotros-, algún día tienen que pasar a ser Iglesias “misioneras”, que envíen a sus hijos a evangelizar en otros campos, seguramente que más necesitados aún que el nuestro... Yo dije alguna vez que los cristianos de Misiones tendríamos que ser doblemente misioneros. No sólo porque nacimos, (o vivimos), en la Provincia de Misiones, sino porque sentimos esta urgencia evangélica, somos llamados, (vocación), y enviados (misión) a anunciar a Jesús a nuestros hermanos que aún no le conocen. O le conocen mal.

Claro que este anuncio se puede hacer de diferentes maneras. Hemos de reconocer que hoy no podemos aplicar los mismos métodos que usó San Francisco Javier, en el siglo XVI. El Evangelio sigue siendo el mismo, pero la teología ha cambiado bastante. A Javier le preocupaba mucho el que las almas de los paganos que no se convertían, por falta de misioneros, se iban a ir al infierno. Hoy sabemos que no es así. Que nadie se condena si no es por su culpa. Por rechazar la salvación que nos ofrece Jesús, y esto después de bien informado. En otras palabras, que no se condena nadie que esté de buena fe en otra religión, y viva de acuerdo a ella.

Pero entonces, ¿qué sentido tiene la Misión?

La misión tiene un gran sentido, y es que, no es posible que por mi culpa, o por mi negligencia, (mi comodidad), otros dejen de conocer a Jesús. Si conocer a Jesús, creer en Él, amarle, es para mí lo más grande, ¿Cómo no me va a importar que otros le conozcan y crean en Él?

Libremente, claro está. El Evangelio debe ser anunciado, propuesto, no impuesto. A nadie se le puede obligar a creer. El Concilio fue muy explícito cuando habló de la libertad religiosa, y el respeto que se debe a la conciencia de cada uno. La palabra “proselitismo” tiene, entre nosotros, un mal sentido. Y en esto, gracias a Dios, hemos avanzado bastante.

¡Qué feo esto que hacen los políticos, que tratan de convencerle a la gente por cualquier medio, y compran con dinero las conciencias!

No odio a nadie, pero me dan pena esos modernos adoradores de los ídolos: del dios dinero, del poder, del sexo... ¿Qué podemos hacer por ellos?

Rezar y dar un buen testimonio de cristianos, ya que éste es el primer paso para toda misión.

Charles de Foucauld, un ex oficial del ejército francés, que luego que se encontró con Cristo y le entregó su vida, se fue a vivir entre los tuaregs de Argelia. Compartió su vida. No convirtió a nadie, pero dejó allí su testimonio de vida, de silencio y oración. Tal vez sea hoy la mejor forma de evangelizar a un mundo que, por satisfecho de sí mismo, cada vez cree menos en Dios. Felizmente, los que no estamos satisfechos de nosotros mismos, y de cómo van las cosas, cada vez creemos más en Él.

Ahora ustedes medieten el sentido que tiene la misión en sus vida.....!!!!
Porque...LA VIDA ES MISIÓN!!!

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