
LA INFANCIA MISONERA
«Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas…» (Mt 28, 19) es el mandato de Cristo a los Apóstoles y a toda su Iglesia. En obediencia al Mandato del Redentor, el Pueblo de Dios (LG 32) a través de los siglos, lleva la Buena Nueva al mundo entero (AA 2). La Iglesia ha sido así plantada en todos los pueblos por medio de la Misión.
El nacimiento de las Obras Misionales Pontificias se debe a un Pentecostés moderno del Espíritu que, con sus carismas, ha hecho profetizar y obrar en favor de la Misión a sencillas mujeres, a un Obispo y a un Sacerdote, que se convirtieron en los carismáticos Fundadores del mayor movimiento laical de colaboración misionera en la Iglesia.
¿QUÉ SON LAS OBRAS MISIONES PONTIFICIAS?
Las Obras Misionales Pontificias son el organismo oficial de la Iglesia universal y de cada Iglesia particular para la animación y cooperación misionera universal.
En cuanto a sus objetivos, Juan Pablo II en Redemptoris missio (84), establece en primer lugar uno general: “Las cuatro obras –Propagación de la Fe, San Pedro Apóstol, Santa Infancia y Unión Misional– tienen en común el objetivo de promover el espíritu misionero universal en el Pueblo de Dios”; y, a continuación, explicita con palabras del decreto conciliar sobre la actividad misionera de la Iglesia (AG 38) dos ámbitos en los que ha de incidir la acción pastoral de las OMP y, de su puño y letra, señala un tercero a tener muy en cuenta. A saber:
a) “Infundir a los católicos desde la infancia el sentido verdaderamente universal y misionero”.
b) “Estimular la recogida eficaz de ayudas en favor de todas las misiones según las necesidades de cada una”.
c) “Suscitar vocaciones ad gentes y de por vida, tanto en las Iglesias antiguas como en las más jóvenes”.
En este marco, Infancia Misionera es una de las cuatro Obras Misionales Pontificias.
UN POCO DE HISTORIA SOBRE INFANCIA MISIONERA
«Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas…» (Mt 28, 19) es el mandato de Cristo a los Apóstoles y a toda su Iglesia. En obediencia al Mandato del Redentor, el Pueblo de Dios (LG 32) a través de los siglos, lleva la Buena Nueva al mundo entero (AA 2). La Iglesia ha sido así plantada en todos los pueblos por medio de la Misión.
El nacimiento de las Obras Misionales Pontificias se debe a un Pentecostés moderno del Espíritu que, con sus carismas, ha hecho profetizar y obrar en favor de la Misión a sencillas mujeres, a un Obispo y a un Sacerdote, que se convirtieron en los carismáticos Fundadores del mayor movimiento laical de colaboración misionera en la Iglesia.
¿QUÉ SON LAS OBRAS MISIONES PONTIFICIAS?
Las Obras Misionales Pontificias son el organismo oficial de la Iglesia universal y de cada Iglesia particular para la animación y cooperación misionera universal.
En cuanto a sus objetivos, Juan Pablo II en Redemptoris missio (84), establece en primer lugar uno general: “Las cuatro obras –Propagación de la Fe, San Pedro Apóstol, Santa Infancia y Unión Misional– tienen en común el objetivo de promover el espíritu misionero universal en el Pueblo de Dios”; y, a continuación, explicita con palabras del decreto conciliar sobre la actividad misionera de la Iglesia (AG 38) dos ámbitos en los que ha de incidir la acción pastoral de las OMP y, de su puño y letra, señala un tercero a tener muy en cuenta. A saber:
a) “Infundir a los católicos desde la infancia el sentido verdaderamente universal y misionero”.
b) “Estimular la recogida eficaz de ayudas en favor de todas las misiones según las necesidades de cada una”.
c) “Suscitar vocaciones ad gentes y de por vida, tanto en las Iglesias antiguas como en las más jóvenes”.
En este marco, Infancia Misionera es una de las cuatro Obras Misionales Pontificias.
UN POCO DE HISTORIA SOBRE INFANCIA MISIONERA

La Obra de la Infancia Misionera fue fundada en 1843, por un Obispo francés, monseñor Carlos Augusto de Forbin-Janson, obispo de Nancy (Francia), motivado por las cartas y noticias de misioneros que le escribían, sobre todo desde China, contándole la difícil situación de las niñas de ese país. Fue así como comenzó a pedir ayuda y de acuerdo con Paulina Jaricot, que en 1822 había fundado la Obra de la Propagación de la Fe, pensó en otra obra en la que los niños cristianos ayudarían a los niños de los países de misión, con sus oraciones y algo de dinero al mes. ¡Ayudar a los niños a través de los niños!
Cuando monseñor Forbin-Janson murió en 1844, la "Santa Infancia", hoy "Infancia Misionera", agrupaba a niños de 65 diócesis de Europa, y pronto se extendió también por América, Oceanía, Asia y África. Actualmente está presente en más de 117 países. En España, se instaura oficialmente en 1852 por la reina Isabel II a instancias de Monseñor Bonel y Orbe, cardenal-arzobispo de Toledo. Hoy, son millones de "pequeños misioneros" distribuidos en parroquias, escuelas y movimientos de los cinco continentes donde está presente la Infancia Misionera.
Esta Obra Pontifica acaba de celebrar sus 160 años de vida. Desde un principio la Santa Infancia o Infancia Misionera tuvo el apoyo de todos los papas desde Gregorio XVI hasta Juan Pablo II, siendo Pío XI en 1922 quien la elevara a la categoría de Pontificia. A lo largo de la historia, esta Obra Pontificia siempre ha sabido adaptarse a la evolución de las mentalidades con el fin de conseguir su objetivo primario: formar a los niños para que, por su cooperación, sean capaces de contribuir a la llegada del reino de Dios a toda la humanidad.
IDENTIDAD Y OBJETIVOS
Partiendo de su carisma fundacional y formulando su espíritu y objetivos en términos más actuales, Juan Pablo II, en el Año Internacional del Niño, definió la identidad de la Obra de la Infancia Misionera como “una verdadera red de solidaridad humana y espiritual entre los niños de los antiguos y nuevos continentes”.
Así pues, la Infancia Misionera, en toda su acción educadora, tiene como objetivo primordial el despertar y desarrollar la conciencia misionera de los niños y, simultáneamente, promover y ofrecer unos cauces para poderla vivir comprometida y responsablemente, enmarcándose así en la inquietud general de las Obras Misionales Pontificias: “infundir en los católicos desde la infancia el sentido verdaderamente universal y misionero” (AG 38).
IDEARIO
Infancia Misionera transmite su ideario a través de una auténtica acción pedagógica en su animación misionera haciéndola girar en torno a los tres ejes de información, formación y cooperación, ejes comunes al resto de las Obras Misionales Pontificias.
1º.- Mediante una información formativa, trata de abrir los horizontes de la vida de niños y adolescentes hacia la geografía humana universal, dándoles a conocer la vida de los de otras latitudes y razas en el contexto de su situación humana, social y cultural, y el bagaje de valores que encierran, trampolín este para el desarrollo y crecimiento en humanidad.
2º.- No basta sólo conocer; es necesario amar. Y de ahí el que, en su tarea educativa, la Infancia Misionera tienda a provocar una estima cordial, una apertura del corazón para dar cabida en él a todos los niños del mundo amándoles “a lo divino”, lo que tiene su primera expresión en mostrar a Jesús, desde la oración y el sacrificio, el deseo ardiente de que lleguen a compartir la misma fe y el gozo de la fraternidad universal en el seno de la gran familia de los hijos de Dios: la Iglesia.
3º.- La generosidad gratuita, sin búsqueda de compensación alguna, es, otro de los valores que suscita la pedagogía de la Infancia Misionera. Es necesario llegar al compromiso real de compartir con los niños y adolescentes del mundo entero los bienes materiales y económicos que aquí poseen y de los que ellos carecen.
Los niños de Infancia Misionera sintetizan este talante a través de cuatro “gestos”:
-Ojos abiertos. Infórmate. Fórmate.-Corazón ardiente. Reza.-Manos abiertas. Comparte.-Pies ligeros. Evangeliza.

“PONTE EN CAMINO... ERES MISIONERO”
La Iglesia recomienda que se celebre una Jornada anual para recordar e incentivar a las comunidades eclesiales a asumir el sentido y finalidad de la Obra de la Infancia Misionera. En España la celebración de esta Jornada está fijada en el calendario litúrgico el cuarto domingo de enero. Este año corresponde al día 28 de enero, con el lema: “Ponte en camino... eres misionero”.
• “Ponte en camino... El mensaje de esta Jornada hace referencia a los pies del mensajero que anuncia la Buena Noticia. La vocación misionera implica ponerse en camino para “pasar a la otra orilla”, e ir al encuentro del otro para mostrarle con el testimonio y la palabra el amor de Dios.
•...eres misionero”. El compromiso misionero entraña “salir” de uno mismo como lo hizo Jesús: sale del Padre para hacerse igual a los hombres. El bautizado siempre que vive la experiencia del amor al otro actualiza su vocación misionera.

OBJETIVOS DE LAS CAMPAÑAS
1.- Invitar a los niños y adolescentes a “salir” de sí mismos para incorporarse a los grupos misioneros de formación que existen en las parroquias, colegios o asociaciones cristianas.
2.- Implicar a pequeños y mayores en la actividad misionera de la Iglesia, que hace posible la expansión del Evangelio y la implicación de la justicia y el amor.
3.- Dar a conocer la Obra Pontificia de la Infancia Misionera a través de las diversas actividades informativas y formativas que se realizan a lo largo del año: revistas Gesto y Supergesto; Sembradores de estrellas; canción misionera, campamentos de infancia misionera; etc.
4.- Promover entre los fieles la cooperación económica con los niños más necesitados que viven en los territorios de misión y son atendidos por los misioneros y misioneras.
NECESIDADES QUE INFANCIA MISIONERA ATIENDE
La Obra Pontificia de Infancia Misionera atiende aquellas necesidades que son de los niños o que tienen referencia a ellos. Así, intenta remediar:
• Hambre, asistencia sanitaria y salud, ya que 6 millones de niños menores de 5 años mueren cada año por desnutrición; 180 millones de niños menores de 10 años padecen de desnutrición; más de 250000 niños menores de 5 años mueren cada año por enfermedades que podrían prevenirse fácilmente ...
• Educación, pues 130 millones de niños no van a la escuela y en los países en desarrollo la proporción de niñas respecto al número de varones escolarizados alcanza, en el mejor de los casos, sólo un 75%.
• Guerras y conflictos armados, ya que en la última década ha habido más de 2 millones de niños muertos, 6 millones de heridos y 1 millón de huérfanos por causa de estos conflictos armados; se calcula que hay 600.000 niños soldados y que 10.000 niños mueren cada año por las minas terrestres.
• Esclavitud laboral: 250 millones de niños entre los 5 y 14 años están sometidos a ella. En los países del sur, estos niños trabajan como esclavos en fábricas de alfombras, juguetes, ropa y equipamiento deportivo de conocidas marcas; 200.000 niños africanos son víctimas de mafias, que los obligan a trabajar jornadas de entre 10 y 20 horas diarias; el sur de Asia presenta los peores índices de explotación laboral infantil con más de 100 millones de menores en esta situación; se calcula que las ganancias de los menores de 17 años en Latinoamérica suponen entre un 10 y un 20% de los ingresos de sus familias.
• Niños de la calle. La mitad de los pobres en el mundo son niños: más de 600 millones, de los cuales, más de 100 millones son “niños de la calle”, malviven de lo que mendigan, roban o encuentran en la basura.
• Explotación sexual. Un millón de menores (principalmente niñas, pero no sólo ellas) caen anualmente en las redes del comercio sexual.
Estos datos están sacados de un informe sobre la infancia desfavorecida, realizado por el secretariado de Infancia Misionera de las Obras Misionales Pontificias .

¿CÓMO TRABAJA INFANCIA MISIONERA?
La Obra Infancia Misionera promueva la cooperación misionera de los niños de tres formas:
• Cooperación espiritual mediante el ofrecimiento del testimonio de la propia vida cristiana, la oración y pequeños sacrificios por las misiones.
• Cooperación material a través de la “ofrenda misionera” en la que se materializa la ayuda económica que aportan los más pequeños.
• Cooperación voluntaria en servicios misioneros, colaborando en todas las actividades misioneras que lleva a cabo Infancia Misionera.
Las ofrendas de los niños se utilizan cada año para ayudar en la actualidad, con “subsidios” ordinarios y extraordinarios, a unos 4.000 proyectos a favor de los niños más necesitados del mundo. Así, durante más de 160 años y sin hacer discriminación de razas, religión, cultura o nación los niños de Infancia Misionera han prestado ayuda a millones de niños de todo el mundo.
• Cooperación espiritual mediante el ofrecimiento del testimonio de la propia vida cristiana, la oración y pequeños sacrificios por las misiones.
• Cooperación material a través de la “ofrenda misionera” en la que se materializa la ayuda económica que aportan los más pequeños.
• Cooperación voluntaria en servicios misioneros, colaborando en todas las actividades misioneras que lleva a cabo Infancia Misionera.
Las ofrendas de los niños se utilizan cada año para ayudar en la actualidad, con “subsidios” ordinarios y extraordinarios, a unos 4.000 proyectos a favor de los niños más necesitados del mundo. Así, durante más de 160 años y sin hacer discriminación de razas, religión, cultura o nación los niños de Infancia Misionera han prestado ayuda a millones de niños de todo el mundo.
Qué se propone desde la Infancia Misionera?
1. Ayudar a los educadores a despertar progresivamente en los niños una conciencia misionera universal.
2. Ayudar a los niños a desarrollar su protagonismo misionero.
3. Mover a los niños a compartir la fe y los medios materiales, especialmente, con los niños de las regiones y de las Iglesias más necesitadas.
4. Promover las vocaciones misioneras.
5. Integrarse en la pastoral de conjunto de la educación cristiana, a la que aportará su proyección misionera.
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